Granaxa ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ

05

JungKook sintió nerviosismo desde aquella mañana en la que el mayor le había dicho que lo iban a visitar sus padres, desde su boda no había visto a los padres de TaeHyung. No sabía qué situación ellos tenían en conocimiento de su relación, pero esperaba que no fuera nada malo. A pesar de que ya llevaba cerca de un mes y medio cuidando del contrario, incluso sus padres habían vaciado su despensa para que nada se echara a perder.

Lamentaba un tanto esa pizza deliciosa de aquella noche.

—JungKook, cariño—escuchó la voz del mayor llamándole, haciendo que se girara hacia la entrada de la habitación donde este salía con calma—. Deberías sentarte a descansar un poco, haces mucho por aquí.

—No me molesta, además, tus padres pueden venir en cualquier momento—miró a la puerta nervioso, jugando con sus manos—. Y quiero que estén cómodos.

—Deberíamos considerar emplear a alguien—soltó sin más el mayor, haciendo que le mirara el pelirrojo con curiosidad—. Ya sabes, así puedes descansar un poco.

—Quizá sea buena idea—asintió, pensando en que pronto debía volver a su antigua y solitaria vida—. De todos modos, ahora debemos preparar las cosas.

—Mis padres seguro te adoran, así que no veo problemas y si no es así...—lamió sus labios, tomando la muñeca de JungKook para que este se sentara en el sofá con él—. Es nuestro matrimonio, solo nos debe importar a los dos.

Se quedó en silencio, solo asintiendo con lentitud ante las palabras suaves, pero esa voz ronca y grave, le hacía sentirse en las nubes. Sintió la mano del contrario en su rodilla, dando un pequeño toque distendido por la zona, una caricia suave que se le antojó de lo más relajante; tanto que sin darse cuenta, colocó su cabeza en el hombro del contrario.

Se sentía tan tranquilo de ese modo, como si de verdad fueran un matrimonio estable y que las palabras de TaeHyung eran sinceras, no desde un punto de vista donde él perdiera la memoria. De nuevo aquel pensamiento o ese deseo de que fueran otras circunstancias se instalaba en su corazón, pero no podía evitarlo, menos cuando el dueño de sus pensamientos estaba tan concentrado dando pequeños mimos.

—Creo que esto es muy bueno...—escuchó un susurro, cerrando un poco los ojos.

No pudo estar más de acuerdo con aquello, estaba tan cómodo que el sonido del timbre, le resultó demasiado molesto. Soltó un suspiro y se separó de TaeHyung, dispuesto a abrir la puerta a sus invitados, aunque antes de llegar a esta, empezó a sentirse muy nervioso, le temblaban las manos y le sudaban un poco. Abrió con lentitud, dejando ver a los padres del de cabellos oscuros quienes sonrieron ampliamente a JungKook, mostrando una cajita con panecillos famosos del lugar.

—Bienvenidos—mencionó con calma mientras hacia un lado y los otros dos entraban—. TaeHyung se encuentra en la sala.

—Muchas gracias, ya llevamos mucho tiempo sin verte—observó un hombre de cabellos lilas con una sonrisa cariñosa—. No pasaban a la casa y ahora que ha pasado este accidente, nos hemos preocupado demasiado por los dos; pero veo que están llevando las cosas bastante bien.