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No tenía sentido, se sentía demasiado incompleto desde que se detuvo aquel día y lo dejó ir

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No tenía sentido, se sentía demasiado incompleto desde que se detuvo aquel día y lo dejó ir. La imagen y rastros de él estaban por todos lados, al igual que el recuerdo amargo de la primera vez que se habían separado; cuando él mismo había dicho que quería separarse debido a la confesión de amor que le hizo el castaño.

—JungKook...—susurró con pesar, sabiendo que se encontraba solo en aquel lugar.

Había hecho de sus posibilidades algo casi nulo, pues era muy consciente de que, de haber sido sincero cuando recuperó la memoria, quizá las cosas fueran un poco más llevaderas o incluso, estuvieran juntos. No mentiría si dijera que no quería ir a verlo, había pensado en ir directamente a buscarlo en su lugar de trabajo o por los alrededores, pero sabía que aquello podía jugar aún más en su contra.

Sabía por SeokJin que el chico estaba haciendo sus cosas bien, trabajando duro y enfocándose en cosas personales de las cuales no le quiso dar tantos detalles. Sin saber que no era el único que preguntaba cómo estaban yendo las cosas con el contrario. Aunque el miedo de que JungKook le pidiera esta vez el divorcio se venía a su cabeza una y otra vez, quería realmente arreglar las cosas.

Cerró los ojos, sintiendo un poco de dolor en su cuerpo por el esfuerzo que había hecho en todo el día para poder de nuevo estar en condiciones para su trabajo. Esperando ansioso el día siguiente para poder sumergirse en cosas y poder olvidar, al menos por momentos, lo idiota que había sido.

Sin saber que, a varios kilómetros de distancia, los pensamientos de cierto castaño iban a algo más o menos similar. Estaba agotado, física y mentalmente, el estar separado de TaeHyung le había servido un poco, pero no lo suficiente para poder dejar ese cariño y sentimiento de traición a su vez. Quería verlo y comprobar que estuviera sanando de buen modo, escuchar mejor sus razones y tomar una decisión a cabeza fría, pero sabía que no era del todo un buen plan, que era débil ante la presencia de su aún esposo.

El pensar en cómo se habían reencontrado y en lo aún herido que estaba, hacía que su pecho se ahogara en una sensación de incertidumbre enorme. Le preocupaba demasiado TaeHyung, lo conocía desde hacía bastante tiempo que sabía que difícilmente diría a SeokJin si de verdad se sentía o no bien, aunque quizá no lo conoció lo suficiente para no saber que hiciera algo como lo que hizo.

Quería creerle, aquellas palabras tan firmes, claras y llenas de algo que parecía desespero, ese te amo que le proclamó la noche en que se fue, cuando descubrió sus mentiras y todas esas semanas juntos se extinguieron en un segundo. Si razonaba las actitudes de TaeHyung en sus últimos días juntos, era más que evidente que el mayor había recuperado la memoria, o quizá se engañaba a sí mismo.

Pero lo que no podía evitar era el admitir que él también estaba perdidamente enamorado de aquel hombre.

Cerró los ojos mientras se recostaba de nuevo en su sofá, pero de pronto, el recuerdo de que así había tenido la noticia de que su esposo había tenido un accidente vino a su mente. Se enderezó, miró aquella bebida de calpis que estaba en la mesita de madera junto a un poco de Kimchi fermentado y golosinas, no era muy sano, pero no había tenido tiempo de hacer algo en su cocina. Los recuerdos de las cenas con su esposo, las sonrisas, todo seguía vivo en su memoria, donde su corazón le decía que le diera esa oportunidad que se merecían ambos, sonaba quizá dependiente, no lo sabía a ciencia cierta, pues había pasado años sin aquel hombre y cuando lo vio de nuevo, hasta ese momento, su vida había dado un cambio drástico y su mente estaba en un duelo de qué era lo mejor.

Granaxa ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora