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¿nos imaginas en la playa?...
Caminando de la mano por la orilla sin nadie que perturbe nuestro momento, desierta para nosotros.

Caminando hacia un lugar cuyo techo nos cubra, sin privarnos de la vista y disfrutando del rumor de las olas.

Allí nos recostamos, dispuestos a hacer realidad nuestros deseos con ese paisaje como único testigo...

Comienzo por tomarte suavemente del cuello para besarte, mientras tú enrroscas tus piernas en mí y tus manos recorren mi espalda.
Tus labios llenan de besos mi cuello y pecho, y los míos te responden con la misma cortesía como si compitiéramos a ver quién le eriza más la piel a quién...

Tu piel, descubierta casi toda, hace contacto con todo mi cuerpo haciéndome sentir tu temperatura y dejando expuesto el deseo que fluye por la mía...
Empiezas a ahogar suspiros.
Te sujeto del cabello y te beso con locura...

Respondes como si quisieras devorarme en ese beso, clavándome las uñas en la espalda mientras mi otra mano aprieta con vehemencia tu trasero...

Puedes sentir mi erección, y yo puedo sentir tus cambios.
Nuestros cuerpos desean fundirse.

La playa es testigo de la pasión que despiden nuestros cuerpos, y es cómplice de nuestro idilio...
Tus suspiros son el sonido más maravilloso y mis oídos se deleitan con tus gemidos.

Mi mano explora en tu entrepierna con la facilidad que me da el bikini, y descubriendo que tus labios han crecido, que tu clítoris pide estímulo y que tus fluidos empiezan a aparecer...

Tomas mi erección con una mano y, mientras mis dedos entran en tu sexo, me masturbas besándome en la boca al mismo tiempo.

Mis ojos no podrían contemplar nada más maravilloso que las reacciones de tu cuerpo a cada una de mis caricias, de mis besos, de mis estímulos...

Cómo tu expresión se crispa de placer cada vez que te estimulo al frotar tu clítoris con el pulgar mientras te penetro con mis dedos.

Al mismo tiempo mi otra mano masajea tus glúteos y mi lengua explora la tuya...
Puedo sentir tu espalda doblarse para intentar drenar las sensaciones.

Las olas siguen susurrándonos en la soledad de la playa, y la calma del mar contrasta con la pasión, la vehemencia, y la avidez de nuestros cuerpos...
Estamos sedientos el uno del otro...

Retiro a un lado el panty de tu bikini y, ayudado de tu mano, te penetro lentamente hasta el fondo.

Desamarro los nudos del sostén y dejo tus pezones al descubierto.

Empiezo a penetrarte lentamente mientras lamo y muerdo tus senos, y sujeto tu trasero como si pensara que podrías intentar escapar.

Las penetraciones varían en ritmo y fuerza, y tu cuerpo se retuerce estirándose y comprimiéndose con cada cambio de ritmo...

Decido salir y, entendiendo mi intención, me pones boca arriba y te sientas en mi cara inclinándote hacia delante para darme placer con tu boca.

Disfrutamos del número del placer: el "69".
Mi lengua hace todos los movimientos que hay, e inventa otros para hacerte enloquecer, en tus labios y tu clítoris mientras tú haces lo propio con destreza.

Te volteas para quedar frente a mí, y reanudas tu danza Árabe sobre mi pelvis de nuevo con tus manos ahora en mi pecho y las mías en tus caderas...

Nuestros ojos se miran fíjamente, te muerdes los labios mientras cierras los ojos y doblas tu cuello hacia atrás...
Eso basta para enloquecerme niña.

Te abrazo de la cintura y te atraigo hacia mí embistiéndote con toda mi fuerza una y otra vez...

Mis penetraciones van al máximo y mis arremetidas hacia arriba te hacen estremecerte...
Tus gemidos rayan en el dolor y tu expresión revela que estás a punto de explotar.

Envuelves mi cuello y me aprietas, mientras cierras tus ojos y hundes tu cara bajo mi mentón.

Siento que voy a explotar y en un momento mis fluidos se hacen presentes dentro de ti, liberando el clímax de mi placer y haciéndome caer desde el cielo en paracaídas...

Sólo tú me llevas al cielo.
Tu cuerpo está tendido sobre el mío y sólo nuestras respiraciones acompañan el sonido del mar...
El placer va dejando paso a la calma.

En ese momento gozo de la paz que me brinda el arte de tu cuerpo desnudo.

Disfruto de tu piel, el lienzo donde pinto una obra de deseo con mis labios.

La playa custodia nuestro idilio, nuestro secreto...

Me miras con una mezcla de satisfacción y paz, y allí descubro, de nuevo, que en tu mirada tengo todo.

Fantasías EtéreasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora