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¿Sabes?... siempre he querido explorarte centímetro a centímetro, viendo tus gestos, oyendo tus gemidos y suspiros, oyendo cómo se entrecorta tu respiración. Para ver así en qué puntos debo morder, lamer, tocar, y rozar para erizarte la piel y hacerte temblar. Para reconocer tus puntos exactos... para saber dónde debo buscar para sacarte de control.

Me tomaría el tiempo necesario para descubrirte, sí, el que sea necesario y más... aún habiéndote descubierto cada punto de placer, seguiría recorriéndote por el sólo placer de explorarte como quien explora una isla buscando tesoros.

Una isla sin mapa, un mapa que debo trazarte con los labios en la piel... poco a poco, paso a paso y disfrutando de cada parte del maravilloso paisaje que revela tu silueta desnuda, deleitando mi vista en las dunas de tus curvas, y disfrutando de los sonidos naturales que emites con cada caricia: suspiros, gemidos, y quejidos de placer...

Después de encontrar el tesoro, seguiré recorriendo la isla por el placer que ofrece tu paradisíaca figura.

¿Te imaginas mis dedos navegando por tu cuerpo?...

Explorarte desde los pies, las piernas, las caderas, la cintura, el abdomen, tus pechos, tus brazos, tu cuello...

¿Cuántas sensaciones podría despertarte en cada una de esas zonas? Distintas unas de otras... algunas más intensas, otras más suaves. Una nueva en cada visita, una distinta en cada recorrido.

La isla de tu cuerpo extrañará mi presencia cada vez que zarpe, y vibrará de gozo en cada nuevo arribo.

Y yo, por mi parte, gozaré del paisaje mientras esté allí y, al tener que abandonarla, esperaré con ansias un nuevo encuentro.

Fantasías EtéreasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora