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Y entonces es allí... justo en ese punto de tu cuello, bajo tu oreja, donde mis besos te provocan corrientes eléctricas.
Disfrutas la conexión que hay entre tu piel y la mía, gozas del efecto que provocan mis mimos y mi afecto...

Sientes desespero, y mi calma lo incrementa. Tu beso es impetuoso y vehemente, quieres devorarme para calmar tus ansias...
Anhelas recibirme... te deleitas en mi juego y a la vez es un castigo. Pero qué masoquista, el castigo te fascina y deseas que el castigo sea mayor...

En la violencia de tu beso nos haces caer en la cama, yo de espaldas contigo encima... con mis manos en tu espalda baja, justo encima de tu panty, sintiendo tu peso encima de mí con nada más que tu lencería separando nuestras pieles.

Tus manos sujetan mi cabello como si montaras un toro enfurecido... tu cuerpo pide a gritos tenerme dentro, y yo en el fondo muero de ganas de estar dentro de ti.
Hablamos sin decir una palabra, tenemos nuestro propio lenguaje... el que usamos cuando la ropa está de más.

Mis manos te recorren como si fuera la primera vez, como si no conociera cada curva de tu cuerpo y cada milimetro de tu piel. Mis labios besan con vehemencia tu cuello para recibir luego la Pasión de tus besos, tus manos se aferran a mis hombros, tus uñas surcan mi espalda.
Siento tu calor, y tú sientes el mío. Estimulas mi cuerpo, pero deleitas mi mente...
Eres la más divina tentación, y yo quien te convierte en pecado... juntos somos la más exquisita condena.
te adoro...

Con tu boca das gloria a mi sexo y con la mía llevo al cielo al tuyo...
De entre tus piernas fluye el néctar que sólo puede aparecer si estás llena de placer.
Mis manos sujetan y se aferran a tus glúteos, mi lengua aprieta el botón que complace tus deseos y mis dientes muerden tus labios suavemente
De tu boca, llena con mi sexo, salen gemidos ahogados que intentan drenar la corriente del gozo .

Me encanta consentirte con un trato sutil, pero me fascina despertar el lado más perverso de ti... ese que muestras sólo en extrema confianza, ese lado que te hace pedir más y más, aún cuando sientes que tu cuerpo entero va a colapsar de tanto gozo, ese lado que te hace encontrar deleite en el dolor. Ese lado que te hace convertir nuestro lecho en una zona de guerra.

Aún teniéndote en mis brazos mi deseo no se apaga... mi mano invade tu entrepierna y la tuya me toma con firmeza, me estimulas con malicia mientras yo froto con mis dedos el núcleo de tu placer físico.
No hay una terminación nerviosa en nuestros cuerpos que no esté en máxima alerta, mientras me masturbas y te froto, y nuestras bocas se devoran.
A pesar de que te toco sigues siendo tan etérea, nuestros cuerpos sudan juntos y yo te sigo viendo como un sueño.

Aparto el blumer sin quitártelo para dejar tu vulva a mi merced... mis dedos te penetran para prepararte y siento la hinchazón que da luz verde a mi intención. Te adelantas a mi deseo y, sujetándome otra vez, me introduces en ti.
Qué divina sensación, la calidez en nuestra unión. Se te escapa un suspiro ahogado y tus ojos se cierran con fuerza... muerdes tus labios y yo me deleito en tu expresión.

Tu rostro es poesía, adornada con el rojo que le da el calor de nuestro encuentro... todo tu cuerpo se agita con cada penetración, la línea entre el dolor y el gusto es tu lugar favorito. La frontera en la que más te gusta pararte. Deseas que vaya al máximo, y con cada penetración dudamos quién se va a romper primero. Sientes que en cada embestida te llego al alma.

Sin dar aviso, tomas el control. Te sitúas encima y controlas nuestro coito... empiezas a menearte hacia atrás y hacia adelante, mientras tomas mis manos y le ofreces a mi vista un espectáculo deslumbrante...
Poco a poco aumentas la velocidad, y repentinamente comienzas a brincar, te ayudo penetrando hacia arriba cuando caes encima de mí y tus gemidos son como un impulso que me exigen embestir.
Llego al tope penetrando como una ráfaga implacable, y tu cuerpo vibra como si se fuera a quebrar...

Veo con regocijo cómo llevas tu rostro hacia atrás y abres la boca para dejar salir un gemido, buscando drenar la corriente del orgasmo, mientras yo exploto dentro de ti llegando a la cúspide del placer... dando las últimas acometidas en espasmos.
Caes sobre mi pecho y suspiras... volteas tu rostro hacia mí, y entonces sé que ya he visto el cielo.

Fantasías EtéreasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora