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DESEO🦋Parte 1🦋

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DESEO
🦋Parte 1🦋

Los labios de su princesa se sintieron justo como supuso, debería saber un pedazo de cielo.

Mientras succionaba su labio inferior no pudo evitar perderse en su dulce sabor y la textura aterciopelada que sus labios palpaban, casi suelta un gruñido, cuando ella lo alejó.

Demasiado pronto.

Se lamió los labios lentamente, saboreando lo que aún quedaba de su princesa en estos.

Ella lo observó con la mirada confundida, estaba sonrojada y sus labios brillaban.

—No hagas eso de nuevo—murmuró ella.

—¿No te gustó? ¿O fingirás que no, como lo hiciste con el vino?

La joven casi lloriquea en voz alta, recordó el haber rechazado una cosecha del 67 y ese hecho le llenó de frustración, pero apartó ese pensamiento rápidamente, en ese momento tenía que concentrarse en algo más.

Su situación actual.

Valentina miró a su alrededor: las calles vacías iluminadas tenuemente por la luz de las farolas. El vidrio oscurecido apenas dejaba entrever el alto e imponente muro que separaba su casa de la calle amplia y, de ese cielo que aún conservaba una efímera claridad. Lo que le daba una tonalidad entre azul y violácea, volviendo ese momento un poco más íntimo para ella.

Al pensar en lo que estaba ocurriendo en ese instante, no pudo evitar que un estremecedor frío recorriera su cuerpo. Estaba cerca de su casa, a solas con el hermano de su prometido..

Lo miró, él acababa de perder su sonrisa ladina solo para observarla con una intensidad, que la abrumó. Estaban solos, en un coche con los vidrios tintados y alejados de cualquier interrupción, puesto que su casa, quedaba lejos de cualquier otra. Respiro hondo antes de acercar su mano hacia el rostro angelical de Roth, acaricio con la yema de sus dedos la mejilla del joven, sintiéndola suave y cálida.

—Roth, seré sincera contigo.

El joven agarró su mano y la acercó a sus labios, los dedos de Valentina sintieron la textura y la humedad, la cual seguramente se encontraba así por la boca de ella. Se sonrojó, sintiendo de nuevo ese calor el vientre. Observó los ojos maliciosos de su ángel recorrerla con la mirada esperando una respuesta, le sorprendió que no tuviera nada que decir.

—No quiero que nadie lo sepa, nunca, Roth.

Él la siguió observando.

Inocencia perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora