—Zeldy ya! Está bien! Tú ganas! —Gritó entre risas, siendo obedecida.
—Aprende a cerrar la boca, tonta.
—Eso fue trampa! Las cosquillas son mi punto débil y lo sabes, eso no es justo!
—Tú no dijiste que no estuvieran permitidas. Yo gané, acéptalo. —mostró una sonrisa burlesca.
—Como sea, otra vez? Ésta seguro gano, pero nada de cosquillas.
—Olvídalo, no tengo ganas. Déjame dormir de una vez— Suspiró, dejándose caer sobre la cama.
—No seas un perezoso, una última.. —Insistía, después de haberse subido sobre la espalda del azabache.
—Oye! Pesas, bájate.
—Entonces acepta. Lo que pasa es que a mi almohada se le salió el algodón y porque hiciste trampa.
—Ésto es demasiado infantil. Acepté porque dijiste que me dejarías en paz, cumple tu parte y quítate— Se movió ésta vez mirando hacia el techo en un intento por sacar a la chica de encima suyo.
—Una guerra de almohadas no es infantil! Tómalo como un combate suave y pacífico— Sonrió, ésta vez observando de frente a su acompañante, sentada sobre el pecho de éste.
—Parece que tienes 5 años, madura. —Alzó a la rubia, dejándola caer en el suelo. —Duérmete, pero en tu cama.
—Eres malo. Ya no te quiero..
El pelinegro la observó, estaba sentada en el suelo, cruzando los brazos y parecía querer hacer un gesto de molestia. Se veía tierna.
—Pues ya somos dos. Ahora guarda silencio y ve a dormir.
Se dio vuelta, cerrando los ojos al taparse con las mantas.
Estuvieron varios minutos en silencio.
—Oye Zeldy..
—¿Hm?
—Aún tienes sentimientos por Meliodas ¿no?
El azabache abrió los ojos, evitó moverse, pero la pregunta le había asombrado.
—¿Qué te hace creer eso?
—No lo sé, dentro de ti hay dolor, es obvio, pero también hay algo más..
—Ya te había dicho que no hicieras eso conmigo. No uses tus trucos en mí.
—No cambies de tema. Sabes que puedes hablar conmigo..—Insistía, al sentarse al lado del otro en la cama.
—No hay nada de qué hablar, él es un traidor, un ser despreciable a quién no le importó abandonar a su propia familia por una simple y vulgar mujer. Fin de la discusión. —Cerró los ojos, evitando así demostrar cuánto le había costado decir aquellas palabras.
—No importa lo que suceda, siempre estaré para ti. No lo dudes—. Dejó un beso sobre la mejilla del azabache, deslizándose hasta su cama después. —Que descanses.
El pelinegro esa noche se tragó sus lágrimas, resistió todo el dolor que abrir esa herida le había provocado.
°°°
—Zeldris! Despierta!
El mencionado abrió los ojos aún adormilado.
—¿Qué quieres? Carajo, aún es de madrugada, déjame dormir..— Volvió a girarse, dándole la espalda.
—Entonces dejaré que Meliodas entre, ya que tú no quieres salir.
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TE AMO
خيال (فانتازيا)Fue abandonado. Fue traicionado. Uno eligió huir en lugar de enfrentar su destino. El otro se resignó a la pérdida y albergó rencor dentro de sí. Fueron separados. Decisiones incorrectas. Arrepentimiento. Sentimientos que el tiempo no logra desvanec...