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Me gustaría poder inventar algo interesante. Quiero decir que paso mi día haciendo tal y tal cosa, como salir por ahí, hablar con amistades, hacer ejercicio, pintar... Pero no. Soy más aburrida que el día que me tocó vivir hoy.

Duermo hasta la hora que se me cante porque vivo relativamente sola (hay que contar a mis tres perras: Claudia, Lisa y Aria). Me cocino yo con lo que encuentro y por lo menos me las arreglo para que me salga rico. Y luego aplasto el culo, como decimos acá, frente a la computadora para hacer mis cosas, desde escribir a pasarme horas buscando alguna canción que recordé pero que ni idea de cómo se llama. Bien productiva salí.

A veces voy a la casa de mi tía, que vive al lado, para pasar el tiempo con mis primas que son ―mucho― más chicas que yo porque, primero, la cuarentena y, segundo, no tengo amigos. Las cosas como son. Y a veces me quedo en mi patio viendo que mis mascotas no se maten entre sí. (No vamos a mencionar que me la paso haciendo caras frente al espejo dado que esa es de mis pocas interacciones sociales, ni mucho menos que lo hago en inglés porque, encima de loca, exigente).

Con todo esto del virus, no veo a mi mamá más que por Facebook, y eso no es muy seguido que digamos. Igual, las cosas no cambian porque desde antes que soy así: una antisocial metida en su cueva donde va a estar protegida de los peligros del exterior. Eso sí, la cueva no me gusta tanto en el invierno, a pesar de que es mi estación favorita, porque es más fría que un témpano de hielo. Decir que ando todo el día con una frazada encima es... triste. La calefacción se me rompió hace como dos años.

A parte de eso, nada. Vivo chateando por Instagram con una de mis mejores amigas, ella vive en Santiago del Estero. Iba a ir a verla este año pero... Ya ven. No planeen las cosas si no saben que una pandemia va a evitarlo, gente. Lección aprendida.

Es tan aburrido escribir esto como vivirlo.

Ojalá no hayan esperado más de mí, eso sería decepcionante. Creo que por eso les doy una vida tan particular a mis protagonistas, porque la mía apesta.

No se vayan a creer que me la paso así por mero gusto, pero tampoco voy a andar difamando mis problemas. Quizás se los cuente algún día, pero mientras tanto... Esto es lo que hay.  

Relatos Con Olor A CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora