Capítulo 2: Malentendidos

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¿Había estado ignorándolo de verdad? Quizás... ¿Fue su celular? Le habría avisado si cambiaba de número o algo así ¿No? En lo que su mente divagó ya lo había saludado, ya le había sonreído sin ganas e incluso lo había llamado Wei Ying sin darse cuenta, el momento había pasado, todos continuaron riendo y haciendo bromas, disfrutando de la noche, y él solo se había quedado perdido en ese instante.

La reunión transcurrió de lo más tranquila, habían puesto algo de música y servido cocteles, habían sido invitados a sentarse a unas mesas reordenadas y degustado una deliciosa cena. Mientras tanto Wang Yibo sintió que estaba en piloto automático, viendo todo desde afuera. Por alguna razón Xiao Zhan se había sentado apartado de él, riendo junto a sus hermanos ficticios, a su alrededor todo se movía, risas, charlas, simpatía a montón, aquellos relatos y recuerdos de ese año que pasaron juntos, pero no se sintió parte de ello hasta el momento. Respondía con las palabras justas, se reía con la boca cerrada, no iniciaba ninguna conversación por lo que no hablaba si nadie lo tomaba como punto, a comparación de él Xiao Zhan parecía estársela pasando bien, reía con todos, hacía bromas, interactuaba con cada uno de los presentes, se veía entusiasmado de saber qué había sido de todos, animado de sacar conversaciones en común y de rememorar algunas cosas que habían surgido durante el set de filmación. Por un momento Yibo decidió dejar todo aquel lío de sus mensajes y el celular de Zhan de lado, era tan estúpido que siquiera quería mencionárselo ahora, tal vez el hombre había cambiado de número, no tenía la necesidad de avisarle, sabía que le había contestado algún que otro recado, pero quién sabe, tal vez en la mitad del problema había perdido el celular, le habían robado, se había roto, cualquiera cosa era válida.

A juzgar por cómo había tratado el tema desde el inicio se le ocurrió reírse de sí mismo, ¿Podía haber armado tal escándalo por algo tan insignificante? Le había dado demasiado crédito, se sintió tonto, se puso de pie y decidió alejarse, al otro lado del salón había una especie de barra, un cantinero sirviendo tragos que a continuación un mesero repartía entre los presentes, fue a parar allí sin notar que alguien lo había visto levantarse y lo había seguido.

Se había pedido un trago antes de topárselo de frente, ocasionalmente ambos llegaron al mismo tiempo, y esto le plantó el momento justo. La bebida alcanzó a mojar sus labios cuando esa vocecita preciosa ahora insoportable se oyó detrás de él.

- ¡Lan Zhan! –escuchó su voz pintoresca y volteó para notar lo cerca que lo tenía – ¿Ahora bebes? –dijo en un tono un tanto asombrado, estaba poniéndose en la piel de su personaje, el otro sorbió un trago y lo vio indiferente, así como Lan Zhan solía hacer en los inicios de su relación con Wei Ying, y el mayor lo notó. Más allá del juego, Yibo jamás se había mostrado tan serio con él, el chico andaba raro y desde el principio lo pudo notar, su mirada, su forma de saludarlo, su energía no era lo que él solía ser en aquellos días, muy dentro de sí supuso porqué el menor se estaba comportando así, sin embargo continuó con su pose amistosa – Hey, he notado que estás un poco distante ¿Pasa algo?

- No, todo está bien –dijo de forma cortante, tanto que pareció rasgarlo. Una sonrisita mínima y fingida se clavó en sus labios por escasos cinco segundos, tan rápida como llegó se ocultó detrás de la copa de cristal, el otro al contrario seguía con su sonrisa bien puesta en la boca, intentando que el momento no se pusiera peor.

- Entonces hablemos Didi, has hablado con todos menos conmigo...

- Lo mismo digo –lo interrumpió mientras dejaba la copa a un lado y lo fulminaba con la vista.

Sus miradas se habían encontrado por primera vez en la noche, Xiao Zhan lo sintió tan diferente, los ojos de Yibo se veían extraños, esa mirada fuerte capaz de atravesarlo no la había experimentado nunca, las que solía recordar estaban llenas de cariño. Ambos se quedaron viendo fijo por un rato, sin decir nada, hasta que Xiao Zhan perdió. Sus ojos se escaparon y se refugiaron en el suelo antes de volver a mirarlo, su alegre sonrisa se transformó en una quizás avergonzada o arrepentida, Yibo no podía descifrarla. El ambiente se tensó, el más chico sentía como las palabras comenzaban a subirle por el estómago, si el otro no diría nada se iba a encargar de regurgitar todo lo que se estaba guardado.

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