CAPÍTULO CINCO (La historia de Ana)

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—¿Sabe una cosa? —dijo Ana confidencialmente—. Estoy resuelta a

disfrutar de este paseo. Tengo una gran experiencia al respecto, y sé que se

puede disfrutar de todo cuando uno está firmemente decidido a ello. Por

supuesto, hay que estar firmemente decidido. Durante nuestro paseo no voy a

pensar en que tengo que volver al asilo. Sólo voy a pensar en el paseo. Oh,

mire, allí hay una temprana rosa silvestre. ¿No es preciosa? ¿No le parece que

debe ser muy bonito ser una rosa? ¿No sería maravilloso que las rosas

pudieran hablar? Estoy segura de que podrían contarnos historias fantásticas.

¿Y no es el rosa el color más fascinante del mundo? Lo adoro, pero no puedo

usarlo. Las personas de cabello rojizo no pueden usar ropa color rosa, ni aun

en la imaginación. ¿Ha sabido alguna vez de alguien que tuviera el pelo rojo

de joven y que se le haya cambiado a otro color al crecer?

—No, no creo haberlo oído nunca —dijo Marilla sin piedad— y tampoco

creo que sea probable que te ocurra a ti. Ana suspiró.

—Bueno, otra esperanza que se pierde. Mi vida es un perfecto cementerio

de esperanzas muertas. Esta frase la leí una vez en un libro y me la repito

siempre para consolarme cuando estoy desilusionada por algo.

—No veo dónde está el desconsuelo —dijo Marilla.

—Pues porque suena tan bello y romántico como si yo fuera la heroína de

un libro. Me encantan las cosas románticas; y un cementerio lleno de

esperanzas muertas es lo más romántico que uno pueda imaginarse, ¿no es

cierto? Casi estoy contenta de que mi vida lo sea. ¿Vamos a cruzar el Lago de

las Aguas Refulgentes hoy?

—Hoy no pasaremos por la laguna de Barry, si es eso lo que quieres decir.

Vamos por el camino de la costa.

—«Camino de la costa» suena muy hermoso —dijo Ana soñadoramente—.

¿Es tan hermoso cómo suena? ¡En el mismo instante en que usted dijo

«camino de la costa» lo vi como un cuadro en mi mente! Y también White

Sands es un lindo nombre; pero no me gusta tanto como Avonlea. Avonlea es

un nombre encantador. Suena como música. ¿Queda muy lejos White Sands?

—A unos ocho kilómetros; y como veo que estás resuelta a hablar, hazlo

con algún beneficio, contándome todo lo que sepas sobre ti misma.

—Oh, lo que sé sobre mí misma realmente no vale la pena —dijo Ana

ansiosamente—. Si me permitiera contarle lo que imagino, lo encontraría

mucho más interesante.

—No, no quiero ninguna de tus fantasías. Atente sólo a la verdad.

Comienza por el principio. ¿Dónde has nacido y cuántos años tienes?

—Cumplí once años en marzo —dijo Ana resignándose a la verdad con un

pequeño suspiro—. Y nací en Bolingbroke, Nueva Escocia. El nombre de mi

Anne Of The Green Gables (Ana De Las Tejas Verdes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora