Capítulo 5: Seren

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Las cosas van en una línea de tiempo, que suele saltarse algunas cuadras y dejarnos ver en donde estábamos fallando. 

Al llegar, note que mi reloj marcaba las 3:40 de la tarde, era imposible que me hubiera tardado tanto en esa cabaña.

Bedoña estaba en la cocina, preparando un pavo - Adila, ¿donde estabas? - soltó el cuchillo con que estaba deshuesandolo.

- Ahm, me perdí en uno de los jardines - menti

- Si suele pasar - se quedó viendo mi blusa algo sucia - ¿te caiste o algo?

- Si, no vi un par de ramas, debo ir a bañarme.

- En 30 minutos, la cena estará lista - asentí y me retiré a mi cuarto. 

Mientras estábamos en la cena, conocí al nieto de Nela, Bedoña, le trataba con mucho cariño, al parecer no vivía muy lejos de la casa y solía visitar muy a menudo a su abuela. 

- Bueno, ya es hora de ir a dormir, esos lirios me dieron mucho trabajo - se levantó de la mesa - Adila, si necesitas algo, no dudes en decirle a Bedoña, debes estar cansada - asentí y Nela se retiro 

Bedoña estaba en la cocina terminado de lavar los platos cuando yo me quede sentada viendo el móvil en la sala.

- Adila ¿no? - pregunto Edward.

Lo mire, sentarse en frente de mi  - Si -sonreí. Edward era alto, cabello marrón, ojos miel, tenía algo de barba, llevaba una pantaloneta y una camisa negra deportiva.

-Un placer conocerte - sonrió - leí tu libro, soy fan.

- Ah ¿si? - logre decir, de la incomodidad que me daba, aunque era mi libro, me sentía nerviosa cada vez que me hablaban de él. 

Edward era alto, cabello marrón, ojos miel, tenía algo de barba. Ese dia llevaba una pantaloneta y una camisa deportiva negra.

- La manera en que describes a los personajes y la escena del crimen es increíble, me hacía sentir parte de la historia, más de lo que debería, no sé, es algo que no puedo describir y no había sentido con ningún escritor- sonreí y él apoyó sus codos en su rodillas - hoy vi que estuviste por el bosque - en su rostro se torno un hilo de curiosidad - ¿encontraste la cabaña?

Fruncí el ceño - ¿de qué estas hablando? -

Río - tus zapatillas dejaron huellas, mi recorrido es cerca de ahí - se reclinó - ¿que te pareció?

- ¿Parecerme que? - me sentí incomoda. 

Sacó su móvil - es un espejo antiguo, era de mi bisabuelo - me miró fijamente ¿lograste ver algo más allá de la pradera?

- No se ha que te refieres.

- Pues claro, es un portal - se sentó a mi lado - el espejo tiene 4 rosas, representan los cuatro elementos, fuego, agua, viento y tierra, cada elemento es una historia, que se amolda a lo que el observador debe aprender. 

Reí amargamente - me estás tomando el pelo ¿no?

-Para ser una escritora eres bastante escéptica

- Creo que debo irme - me levanté del sofá y empecé a caminar hacia mi habitación, pase el pestillo y me acosté en la cama a ver el techo

No creí la historia de Edward aunque el sonido de las cascadas me hubieran demostrado que no era un espejo normal.

A la mañana siguiente, mientras desayunábamos, Katherina me envió algunas preguntas para agregar a la biografía de Nela. 

Luego de otra ronda de preguntas, Nela se retiró a su jardín de lirios, el avance que este estaba teniendo en tan poco tiempo era admirable, al igual que su biografía. Hablar con ella era muy satisfactorio, no tenía rodeos y era segura de si misma, lo suficiente como para hablar de su vida sin pudor. 

AdilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora