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—Realmente cantas hermoso.—Halagó la mayor luego de escucharla cantar en vivo. Aún su voz rezonaba en su cabeza, dejándola con un agradable sentimiento en el pecho. Entoces recalculó qué estaba pasando.

Ambas sentadas en el sillón, mirándose y sonriendo. Sientiendo más de lo que aceptaban y conteniendo más impulsos de los que deberían. Pero ninguna se animaba a decir que ya no solo era una simple tolerancia lo que sentían mutuamente. Incluso era algo que, tal vez, sobrepasaba una amistad.

—Gracias... Hey ¿qué tal si cantas algo tú? 

Y Siyeon buscaba una forma de romper con esa pequeña pero punzante tensión que la insitaba a inclinarse hacia la casi rubia y simplemente besarla, tal como había pasado en la fiesta. Pero si casualmente Gahyeon, o su mamá, o papá entraban, ninguna de las dos se salvaría de intensos -además de molestos- interrogatorios, chillidos y vaya a saber qué más.

Sin contar que ninguna soportaría tener que escuchar a Gahyeon decir "lo sabía". Ambas eran exageradamente orgullosas pero ¿qué tal si todo se volvía extraño luego de dejarse llevar? ¿Qué tal si su relación no funcionaba? ¿qué tal si ni siquiera llegaban a estar en una relación antes de tirar toda su tolerancia por la borda? Un momento... ¿Siquiera querian estar en una relación? Si lo pensaban bien habría consecuencias incomodas y molestas.

Pero debian aceptar que además del orgullo, también había pequeños miedos queriendo pasar desapercibidos.

—No, yo no cantó. Bailo, corografeo, cocino, incluso dibujo pero no canto.

—Al menos canta Witzy Witzy Araña... O algo más adecuado para nuestra edad. Lo que prefieras.

—Si bailas, cantaré.

—Técnicamente ya bailé al imitarte.—Sonrió satisfecha, sabiendo que no le quedaría otra opción.—Por lo que, te toca.

—Bueno, te tendré piedad. Sé que mueres por mí y por escucharme cantar, así que lo haré. Pero solo por que no quiere que mueras por mi culpa y me culpen de asesinato.

—Claro.—Dijo con sarcasmo la pelinegra mientras se acomodaba en el sillón para mirarla de frente.— Si consigo lo que quiero con tu extraña lógica, está bien por mí.

—Entonces voy a cantar... 

'Witzy Witzy araña trepó la canaleta

Vino no lluvia y se la llevó

Salió el sol;

Y se secó la lluvia.

Y Witzy Witzy araña otra vez trepó."

—Bueno... Tienes potencial.—Soltó una risita al repetir lo que siempre decía su contraria.

—Si, lo sé. Podría ser perfecta pero no quiero opacar.—Suspiró "exhausta" mientras peinaba su cabello detrás de su hombro, luego miró a Siyeon; miró sus ojos oscuros, su nariz, su sonrisa ladina y los labios tan besables que tenía. Se estaba tomando todo su tiempo para que su mente divagara en recuerdos en los que ellas dos eran las protagonistas.—Te voy a decir un secreto. Pero debes prometer que no se lo diras a nadie.

—No sé por que querrías decirme un secreto a mí... Pero claro, no diré nada.

Antes de arrepentirse aclaró su garganta y se acercó a la pelinegra mientras esta la miraba con atención. Lo suficiente como para hacerla sentir incomoda, pero no lo suficiente para alejarse o alejarla. Se miraron un segundo y al siguiente sus labios estaban juntos. Por que los sentimientos eran algo que no todo el mundo podía controlar, ni hablar de los impulsos que éstos generaban. Si ambas lo querían hacer ¿qué se los impedía? Habían comenzado a besarse lentamente, volviendo a probar los labios de la otra después de tanto tiempo. Y como toda creciente adicción, necesesitaban más de eso. Más de la otra. Por eso Bora se animó a pasear sus manos por el cuerpo de Siyeon hasta llegar a su cintura. Ésta última se acomodó para quedar un poco más frente a la castaña, dejando que sus manos se apoyaran en los hombros de la más baja mientras su cuerpo comenzaba a quedar sobre el otro.

Era un beso que querían y habían decidido mandar todo a la mierda por un momento. ¿Qué importaba si las veían? ¿y si luego las molestaban? ¿y si se volvían una adicción mutua? Nada les importó por varios minutos.

Lamentablemente ese impulso idiota dejó de hacer efecto cuando se separaron por tercera vez en busca de aire. Era muy lindo besarse pero ¿y después? ¿qué debían hacer?

—No te preocupes... No le combiene a ninguna hablar de él.—Siyeon por si sola decidió que no debían hacer nada más. Un secreto era un secreto por algo ¿no? Nadie debía saber de él por lo que lo mejor era actuar con normalidad.

—Es cierto... Y yo ya debo irme a casa.—Esa fue la señal para separ su manos del cuerpo contrario y alejarse lo suficiente para que sus sonrojos no se vieran sospechosos. Aunque sus labios levemente hinchados y rojizos las delataban.— Así que, nos vemos otro día.

Ambas se levantaron en dirección a la salida, sintiendose extrañamente no incomodas. Como si fuera costumbre hacer eso, tal vez por que en realidad si era normal que Siyeon la acompañara hasta la puerta. Tal vez por que habían logrado aliviar las secretas ganas de besar a la otra una última vez. Sí, debia ser eso o realmente se sentirían incomodas. Al menos eso de dijeron a si mismas.

Se despidieron con una usual sonrisa y sutiles cosquillas en los labios. Ninguna dejó notar eso último.

—Seguro vendrá mañana.

Cerró la puerta una vez que Bora había salido de su campo de visión. Ahora venía la parte más difícil: Converser que el beso con Bora solo había sido eso y nada más. Que el beso con Siyeon no significaba absolutamente nada. Era difícil por que era mentirse a si mismas.

Eran obstinadas y lo lograrían aunque se vieran cada día de esas vacaciones, sus miradas no las delataron toda esa semana, habían mantenido una distancia normal, habían peleado en una o dos ocaciones, incluso estuvieron a solas y ninguna mencionó ni una sola palabra respecto al tema. No hubo gestos ni insinuaciones. Solamente muchos pensamientos al respecto y de todo tipo. Otra vez estaban conteniendo sus impulsos por orgullo; eran profecionales en esa materia. La mejor parte es que absolutamente nadie había notado nada. Gahyeon, Yoohyeon y Minji sugerian que ambas podrían ser algo pero no que había pasado algo. No tenían nada que temer, solo sus propios deseos.

Conciertos con la banda, competencias con Panther, pijamadas, canciones, bailes, estaban demasiado ocupadas para pensar en lo que había pasado, pero cuando estaban solas, sus mentes divagaban sin frenos; y era cuando los recuerdo las atacaban. Cuando la memoria a corto plazo comenzaba a jugar con sus sentidos y les recordaba su tacto, su gusto, lo mucho que le gustaba estar ahí y simplemente besarla. Recordar como el cabello de Siyeon caía levemente sobre sus hombros y pechos, lo suave que se sentía su piel aún sobre la ropa, o sin ella cuando sus recuerdos iban más atrás en el tiempo.

—¡Bora!

—¡Ah papá! Casi me matas del susto.

—Lo siento, te estaba hablando y parece que estabas en tu mundo.

—Algo así. ¿De qué me estabas hablando?

—La universidad, cielo. —Terrible tema de conversación. Pensó la hija mientras intentaba no rodar los ojos. Sabía que la visión de su padre y la suya no coincidían en absoluto. Ella quería dedicarse al baile y meterse de lleno en la industria musical. Él quería que tuviera un futuro asegurado con éxito y comodidad económica. Una carrera que le diera una profesión a largo plazo.—Estas por graduarte y las inscripciones empiezan en octubre, ya debes decidir una carrera.

—Creo que ya había quedado claro que voy a ir a K art ¿no?


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