Capitulo 5

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Camille está recostada en la puerta del baño sin decir nada.

Enciendo la luz y como por inercia miro mi reflejo en el pequeño espejo colgado en la pared.

Soy un desastre.

Mi cabello esta desordenado y mi falda está subida casi hasta mis muslos. Paso mis dedos por mi cabello y arreglo mi falda rápidamente.

— ¿Siempre usas faldas?

Ignoro sus palabras y la miro expectante— ¿Por qué me trajiste aquí?

— ¿Por qué juegas cuando te dije que no lo hicieras? - gruñe, apartando la vista de mi.

— Porque tu no me mandas.

La pelinegra alza una de sus cejas y me mira nuevamente — No pensé que fueras una pelirroja rebelde, me sorprendes.

— ¿Como podrías saberlo?, no me conoces.

Camille se ríe abiertamente por primera vez en la noche y yo no puedo apartar mi vista de esta preciosa risa, sus  dientes perfectos, sus labios se ven muy rojos y su sonrisa luce como de revista.

Definitivamente no hay nada que no sea perfecto en Camille supongo.

— Tienes razón, pero eres fácil de leer, he conocido muchas chicas como tú - escupe ahora con desprecio —Crees que no he visto como me acosas desde tu ventana?.

Quiero negarme pero ninguna excusa para hacerlo, además de que soy terriblemente mala mintiendo, así que solo la miro fijamente.

— No me conoces, tampoco sé tus intenciones pero para aclarar las cosas de una vez. No eres mi tipo - hace una pausa — No te hagas ilusiones conmigo .

¡Auch!

Siento una bola en la garganta que no me permite casi respirar, ella se acerca a mi tanto que tengo que levantar mi cara para mirar la suya. Siento unas inmensas ganas de llorar , pero no quiero darle el gusto de verme frágil, aún así algunas lágrimas abandonan mis ojos.

Soy patética.

Mi rostro está tan cerca del suyo que puedo sentir su respiración. Llevo mis manos a mi rostro apartando las lágrimas que corren por mi piel sin detenerse.

En un impulso coloco mis manos en sus hombros y la acerco más a mi. Su cabello negro esta en ese desorden que solo le queda bien a ella, sus labios lucen mas tentadores de lo común. Su cuerpo está paralizado, no se mueve. Lamo mis labios y me acerco a su oído.

— ¿Acaso te crees tan importante como para gustarme?- susurro en su oído, pero no responde.

En este punto ya no sé que estoy haciendo, es como si mi cuerpo estuviera actuando por voluntad propia.

Entierro mi cara en su cuello descubierto. Huele delicioso, una combinación de perfume veraniego y su olor. Mis labios hacen contacto con la pálida y suave piel de su cuello y siento como se estremece.

— No me gustas Camille - escucho un jadeo de su parte — y para aclarar las cosas como dices, que quede en claro que no eres el centro de atención, si estoy todas las noches en mi ventana  no es de tu incumbencia, además ¿no estás castigada ?. No deberías estar aquí- sonrío sobre su piel y la aparto de mi.

Está hecha una furia.

Tomo mi bolso del lavamanos y me alejo de ella saliendo del baño con la cabeza en alto y dejándola atrás, Mi respiración está muy acelerada, no puedo creer que yo me haya comportado de esa manera.
Camino sintiendo que he ganado una batalla sin embargo, también resulté con el corazón herido.

Camille Donde viven las historias. Descúbrelo ahora