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Narra Stuart

A veces cuando despiertas todo es lindo y con tonos cálidos, despertar con una sonrisa y alguien a tu lado puede que no sea nada de otro mundo, pero para mi sí que lo era, nunca pensé ser así de feliz con alguien, y menos con un hombre.

Murdoc ya se había levantado e ido a su habitación para arreglarse, hoy nos íbamos de Londres, pero antes habían planeado salir y pasear por la hermosa ciudad. Decidí levantarme, con pereza de ducharme me puse un Jean y un hoodie, cuando iba en los zapatos me quedé paralizado, joder, nunca había aprendido a amarrarme los malditos zapatos. Decidí meter los cordones en los lados y salir, ya que todos me estaban esperando, bajé y me ubiqué al lado de Murdoc, pocos minutos después salimos.

Primero fue el Palacio de Westminster junto con el Big Ben, mientras la familia se tomaba fotos, había ido a comprar un helado con Mudz, nos sentamos sobre el suelo esperando a... Su familia.

- Mudz - llamé su atención -. ¿c-cómo se llaman? - pregunté con bastante timidez, él me sonrió antes de responderme.

- Vale, mi madre se llama Elizabeth, su esposo es... Ni siquiera yo me sé su nombre, la pequeña es Lisa y mi hermano Hannibal - repetí los nombres en mi cabeza, cuando me di cuenta todos ya habían llegado de tomarse sus fotos.

Tower bridge, el famoso puente, joder, sentía como si mis piernas ya no daban para más, con mí último aliento corrí hasta el final de la estructura para sentarme, me miraron raro pero no me importó, estar todo el tiempo con una niña tan pequeña era bastante agotador sin importar quien la cuidara.

Los vi tomándose fotos, obligando a Murdoc a meterse en algunas, nunca había visto una sonrisa tan fingida mientras su pequeña hermanita lo abrazaba, me reí, pero al comparar el escenario con mis padres se me borró totalmente la sonrisa, ¿por qué en ningún momento se habían preocupado por mí?, creo que ni han notado mi ausencia, sonreí, pero del malestar, era como una sonrisa sarcástica.

Ya se había hecho de noche cuando por fin llegaron, en el camino de vuelta las luces del puente se encendieron, al igual que nuestro próximo destino: el London Eye. Era como una ciudad mágica, llena de luces y colores.

Mientras hacíamos la fila para subir a esa gran rueda, Elizabeth me dijo que los cordones de mi zapato estaban sueltos, le agradecí por decirme, me agaché, cogí cada extremo y entré en pánico, sentía todas las miradas sobre mí, agache la cabeza mientras mis ojos se cristalizaban, con que así se sentía la humillación.

Sentí que alguien se agachó a mi altura, me quitó los cordones de mi mano y rápidamente los ató, tapé mi cara con mis manos, no quería que nadie me viera, de repente sentí que alguien se acercaba a mi oído.

- Pon el otro pie, Honey - susurro Murdoc, ahí estaba de nuevo aquel apodo, le hice caso, aguantándome las ganas de abrazarlo y besar eso labios en ese momento.

Cuando terminó me dio unas leves palmadas en la pierna, como diciendo "terminé con el trabajo que tú debías hacer". Me levanté con los ojos cerrados, di un suspiro antes de abrirlos, sentía que había gente riéndose me mi, una vez los abrí, vi que su familia me miraba, junto con unas personas que pasaban por ahí. Murdoc vio mi incomodidad, me cogió de la mano y corrimos hasta el parque más cercano, era uno normal, uno con césped, columpios y un tobogán, él me tenía perdido en una ciudad mágica.

- Joder, he esperado todo el día para hacer esto - dijo Murdoc una vez nos habíamos sentado, me cogió el rostro y se acercó, cerré los ojos y sentí sus cálidos labios sobre los míos.

Un objeto golpeó mi cabeza, inmediatamente me separé y miré a todo lado, una pareja claramente homofóbica nos había lanzado una botella, Murdoc al darse cuenta se levantó con una clara intención: pelear, pero lo detuve cogiéndolo del brazo.

Unos minutos de silencio después, Murdoc decidió hablar, me contó una historia de cuando él tenía nueve años, cuando perdió la virginidad, cuando vio la vida en un modo distinto, y de nuevo inició otra historia, una claramente traumatizante para él, en ese momento me decidí por contarle detalle a detalle lo que había ocurrido esa noche con mi padre.

Narra Paula

Ni Stuart ni Murdoc se habían presentado hoy en la escuela, tuve que salir con Rachel al descanso, no habían más opciones.

- Paula - me llamó Rachel -. ¿Quién es Stuart? Sé que es ese chico de cabello azul con el que a veces salgo, pero... Tu eres su mejor amiga y lo quiero conocer, así que...

- Stuart Harold "Tuss"Pot, o como todo el mundo lo conoce, Stuart Pot - suspiré -. Siempre que se menciona ese nombre todo el mundo queda callado puesto a que nadie sabe su historia, su pasado y ni siquiera su presente, ese chico es un total misterio, ¿Por qué su cabello es azul ? No lo sé ¿Por qué a cada rato se le ve al borde del llanto? Nadie lo sabe... Excepto Niccals, el maldito Murdoc Niccals, existen los rumores de que son algo, sí, apenas llevan una semana hablando y ya hay rumores, pero la verdad yo no lo creo, Stu ha estado con varias chicas de este instituto y Murdoc se ha acostado hasta con la más santa.

- Pero ¿tu no eres la amiga más cercana?

- Sí, pero ni siquiera yo sé nada de él, en el recreo a veces se queda mirando a la nada y otras ni siquiera se presenta - me quedé calla unos segundos, pensando en lo que iba a decir -. No tengo ni puta idea porqué te lo voy a contar pero siempre he sentido algo por él, desde pequeña me gusta Stu. Pero todo eso se va cuando llega el desgraciado de Murdoc, Stuart se le queda mirando con una sonrisa boba, casi única en el día, hasta a veces me deja con la palabra en la boca y se va con él.

- ¿Entonces que le vas a decir ? Oh Stuart, me encantan los británicos de cabello azul, altos, delgados y con la piel blanca como un fantasma, bésame para tener esos ojos también azules cerca mio - dijo haciendo cosas extrañas con las manos, le di un leve empujón y me reí.

.×°• Lovely Boy •°×. [Studoc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora