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Narra Murdoc

Me besó, la hija de puta amiga de Pot me besó, sin darme cuenta seguí con aquel beso, pero me dio asco, sus finos labios no eran los de Stuart, la empujé con la mayor fuerza que obtuve y me levanté, asqueado.

- ¿¡Qué mierda pasa por tu cabeza?! - le grité, volviendo a la sala de espera.

~•~•~•~

No sé cuanto tiempo había pasado, los segundos parecían minutos, los minutos horas, quizá llevaba ahí semanas, o incluso meses, el hospital era como mi nuevo hogar, a veces dormía en la sala de espera, otras en la habitación de Stu, los doctores ya me conocían, me hacían conversaciones y ya me sabia la vida de cada persona que, al igual que yo, habitaba allí.

Aquella chica pelinegra cuyo nombre desgraciadamente me sé, Paula, estaba dentro de la habitación del peliazul, no volvimos a hablar acerca de aquello, ni siquiera nos volvimos a dirigir la palabra, excepto ese día cuando salió de aquel cuarto.

- Despertó, y sabe que me besaste - me miró con enojo, ¿qué yo la besé? Que hija de puta, algún día se va a arrepentir de eso. La empujé a un lado y decidí entrar en esa fría habitación.

Narra Stuart

Frio, hacia frio, mucho frio, estaba sumergido en una densa oscuridad, perdido y vacío, sentí la presencia de alguien, pero aun así me sentía solo y con miedo, me estaba quedando sin aire, como si me estuviera ahogando en esa colosal oscuridad, intentaba respirar, pero era imposible, había algo que lo impedía, sentía la muerte respirando en mi cuello, pero un golpe en el interior de mi caja torácica me hizo retorcer, algo intentó romper mis huesos, entonces logré aspirar bocanadas de aire.

Tosía sin control, me senté, pero no podía sentir mi propio cuerpo, ¿había muerto? ¿Mi alma estaba atrapada en un cuerpo que ya no estaba vivo? Lo último que recuerdo fue una luz corriendo rápido hacia mí, luego una gran oscuridad. Sentí cómo alguien se aferró a mí, y cuando el molesto agudo zumbido paró, escuché una voz femenina que repetía incontables veces mi nombre.

Comenzó a hablar de estupideces, como siempre; quería preguntarle por Murdoc, pero mi voz no salía, no podía hablar, mi boca era incapaz de moverse, decidí tocarla para que parara, ahora solo necesitaba una seña que indicara hablar con el satánico.

- ¿Murdoc? - adivinó después de un par de intentos de yo moviendo las manos sin sentido alguno. Asentí con la cabeza -. Ese bastardo me besó - mi sonrisa se borró al instante, ¿Cómo? -. Le comencé a golpear, y como forma de distracción me besó, lo empujé para que se apartara y luego, volví al hospital - quería dejar de escuchar su voz llena de rabia, quería fingir que no había escuchado nada, quería que se fuera.

Como si ella me leyera la mente salió, pero al instante llegó otra persona, oía su respiración, era agitada, de alguna manera sentí su corazón, estaba acelerado, su presencia me trajo un sentimiento extraño, parecido a la esperanza; sentí el roce de su dedo sobre mí mejilla, inmediatamente supe quien era aquella persona, su piel rasposa acariciándome suavemente, de alguna manera sabía cual era su expresión, con ojos apagados de no dormir en días.

Quería abrir los ojos para volverlo a ver, enfrentar su mirada y decir cuando lo siento por todo lo que dije e hice anteriormente, pero simplemente decidí poner mi mando sobre la suya, retirándola, comenzando a pensar en aquel beso, en sus ojos mirando a otra persona de la misma manera que lo hacía conmigo, una lágrima salió, pero esta se disolvió al instante, dándome cuenta de las vendas en mis ojos.

- Murdoc - finalmente un suspiro débil salió de mi boca, apenas yo me pude oir.

- Perdóname - su voz provocó algo en mí, quería abrazarlo y nunca dejarlo ir, pero ese pensamiento me lo impedía.

- ¿Te cansaste de m-mi? - dije con dolor, me dolía saber lo que había hecho después de tantas palabras que me dedicó.

- Si te refieres a eso... Ella fue la que me besó, la empujé, me dio un auténtico asco - ¿podía confiar en él? Me había hecho daño a mí y a mi hermana.

- ¿Fingiste q-que era yo? - silencio absoluto, no dijo ni una palabra más, quería gritar, golpearlo, rogarle que me amara, pero tal vez él ya no sentía lo mismo.

Al parecer ya era de noche, varias enfermeras habían llegado a la habitación durante el día llenándome de preguntas y mirando varios signos vitales, me sentía realmente cansado, anhelaba dejar de pensar por un momento y volver al estado en el que estaba.

No podía ver nada, pero los gritos que escuchaba a mi alrededor eran desgarradores, podía notar llantos de madres que acababan de perder a sus hijos, los sonidos de ambulancias llegando a toda velocidad, gente llorando por enterarse de terribles noticias. Intentaba quedar dormido para dejar de escuchar, era presa del pánico. Mis manos comenzaron a temblar y mi respiración a fallar mientras mi mente divagaba por varios lugares, la oscuridad se apoderó de mi mente y me sentí solo, ¿cómo la soledad te podía hacer sentir tan pesado? Me hacía un daño enorme.

Sentí un terrible dolor en el pecho combinado con náuseas, necesitaba aire, necesitaba salir de ahí, con mis manos intentaba buscar algo, o alguien, entonces las lagrimas salieron, humedeciendo las vendas, provocando que gritara gracias al recuerdo que tanto evitaba de aquel día, de esos ojos mirándome y deseándome con lujuria, de las manos ajenas quemando mi piel.

Sentí una mano sobre la mía: Murdoc. Me agarró de la mano y comenzó a respirar conmigo, me sentí feliz de tenerlo, me centré en el presente, en sus brazos rodeando mi torso mientras me decía lo orgulloso que se sentía de mí, entonces me concentré en esa efímera felicidad.

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FELIZ AÑO <3

.×°• Lovely Boy •°×. [Studoc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora