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IV

Los gemelos se encontraban felices de poder quedarse con sus tíos por toda una semana. Sobre todo, porque podría pasar más tiempo como su nuevo amigo. Cada que visitaban Gravity Falls, desde que tenía uso de razón, se la pasaba solo, su hermana era muy sociable a diferencia de él, por lo que ella había hecho amigos desde hacía mucho tiempo, él solo tenía una amistad con Soos y recientemente con Wendy, ambos trabajaban en la tienda de atracciones de su tío Stan y eran mayores que él, por lo que en realidad no tenía amigos de su edad, cosa que en ocasiones lo deprimía. En california tampoco tenía amigos, todos lo molestaban por ser muy tímido y "nerd" como todos lo llamaban, era constantemente comparado con su hermana, haciéndolo sentir aun peor.

Pero ahora era diferente había conseguido un amigo de su edad, a veces sentía que se le quedaba observando de más o hacia cosas extrañas, era bastante hiperactivo y se la pasaba haciendo tonterías la mayoría del tiempo, le recordaba a su hermana, pero a pesar de sus tonterías, no era un cabeza hueca como quería aparentar, a veces soltaba comentarios audaces y decía cosas muy inteligentes, razón por la que había congeniado con él, su tema favorito de conversación era el pueblo y su aura de misterio que cargaba, amaba los misterios.

- ¡Dipper, Mabel, la cena esta lista! –La madre de los gemelos los llamó desde la entrada de la cabaña.

- ¡Ya vamos! –Respondió Dipper recogiendo algunos libros de misterio que había pedido prestado de la biblioteca. - ¿Vienes Bill?

-Claro –El rubio sonrió ayudando al castaño a recoger las cosas.

- ¿Y Mabel? –Pregunto su madre al ver a los dos niños acercarse sin la castaña.

-Vio a un chico y fue tras él –Respondió el castaño indiferente. - ¿Puede quedarse Bill a cenar?

-Esta niña –Suspiró –Si no hay problema con que se quede más tarde, está bien.

-Envié un mensaje a mis padres, dijeron que incluso podría quedarme a dormir, si me lo permiten.

- ¡Sí, así podremos terminar el libro de misterios que encontramos en la biblioteca! –Se adelantó Dipper feliz. Su mamá lo miró con ternura. - ¿Puede, puede, puede?

-Está bien cariño, si no te molesta compartir tu cama...

- ¡No hay problema!, vamos Bill, veamos si te queda alguna de mis pijamas. –Sin darle tiempo de responder, lo tomó de la mano y lo llevó escaleras arriba. Una vez que los pequeños se alejaron, la señora Pines borró su sonrisa y puso una mueca de preocupación, el tiempo se acababa y aun no podían salir del pueblo.

- ¡Cariño! –Llamó su esposo por tercera vez, tan sumida estaba en sus pensamientos que no notó que su esposo había entrado justo con Mabel y ambos la miraban, uno con preocupación y el otro con curiosidad.

- ¿Sucedió algo mami? –Preguntó la castaña con inocencia.

-No pasa nada cariño, ve a llamar a tu hermano que baje.

- ¡Si mamá! –Feliz subió las escaleras - ¡Dipper, dice mamá que bajemos a... cenar! –Su sonrisa se congeló al notar otra presencia aparte de su hermano en la habitación.

-Enseguida bajamos Mabel.

- ¿Qué hace él aquí? –Preguntó desconfiada.

-Bill dormirá aquí, ¿No es genial? –Contó Dipper animado.

-Así es estrella fugaz, será una noche muy divertida. –Secundó sonriendo "inocentemente" haciendo que Mabel se estremeciera inconscientemente.

-Que...que bien...yo... ¡Me adelantaré! –Sin más salió con rapidez de la habitación.

-Bill, realmente comienzo a creer que algo sucedió, cuando nos conocimos Mabel había quedado encantada contigo, alegando que eras completamente su tipo, pero desde ayer que regresaron de su "cita" comenzó a comportarse extraña, ¿Hay algo que deba saber?

-No es nada Pino, debe estar molesta porque no quise salir a una segunda cita con ella. O quizá simplemente le decepcionó mi actitud "nerd" –Dijo quitándole importancia al asunto.

- Hablaré con ella luego, eres mi amigo y no permitiré que sus caprichos te hagan sentir incómodo.

-Gracias Pino, eres un gran amigo, bajemos o tu madre se molestará. –Dijo Bill una vez terminó de ponerse el pijama que Dipper le había prestado.

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Un día antes

- ¡Vamos Bill, vayamos al lago que está en el bosque! –Insistía Mabel. Bill contó mentalmente para no decir algo de lo que se podía arrepentir.

-Está bien, vayamos. –Desde que Dipper lo llevó a la cabaña la castaña no se había despegado de él, tratando de coquetearle en cada ocasión. Esta vez le había pedido que tuviera una cita con ella en el lago que estaba en el bosque de Gravity Falls. Una vez allí, Mabel intentaba tomarle la mano, pero él lo evitaba sutilmente. Hasta que se le ocurrió una idea. –Hey Mabel, cierra los ojos.

- ¿Me darás un beso? ¡Que atrevido! –Bill sonrió incómodo.

-Solo hazlo –Mabel obedeció, esperaba algún tipo de contacto, pero solo sintió un ligero vértigo y un cambio de posición.

-Ábrelos... -La voz de Bill había sonado diferente, más ronca, más adulta. Mabel al abrir los ojos notó que se encontraba en otro lugar, estaba recostada.

- ¿Bill? ¿A dónde estoy? ¿¡Bill!? –Con rapidez se puso de pie, estaba en un hoyo muy profundo.

- ¿Me llamaste estrella fugaz? –Vio a un joven de aproximadamente 20 años de edad parado al borde del agujero. Su cabello era rubio, vestía un elegante traje negro con detalles en dorado. Era idéntico a Bill, pero sus ojos, brillaban en tonos azules, como si fuego emanara de sus ojos. Su sonrisa era la de un psicópata y sus dientes se veían puntiagudos. –Es hora de dormir. –Tras decir esto, comenzó a arrojar tierra sobre ella, enterrándola poco a poco. –Tú las traes pequeña. Por ahora...

¿Puede alguien escucharme? Bajo tierra estoy

¿Puede alguien escucharme? Sola estoy hablando

Dijo Tú las traes, tu, tú las traes

Dijo Tú las traes, tu, tú las traes

Mabel intentaba salir, gritaba desesperada, pero Bill solo reía más fuerte, ahogando sus gritos con el sonido de sus carcajadas. Cuando creyó que moriría enterrada un nuevo susurró la hizo reaccionar. Estaba de vuelta en el lago y el Bill que conocía estaba frente a él sonriendo con malicia.

- ¿Te ha gustado mi truco? –Preguntó con inocencia.

-¿Qué...? ¿¡Que demonios eres tu!? –Alterada le gritó. Y en menos de un segundo ya se encontraba frente a ella y la sujeto del cuello.

-Mira niñata, por tu bien y el de tu familia, espero que no menciones ni una palabra sobre esto, o habrá graves consecuencias. ¿Entendiste? –Amenazó y Mabel con notable terror asintió como pudo. –Vamos, Pino debe estarme buscando. Sin mas, la soltó y se dirigieron a la cabaña

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Eso era lo que había pasado, tenía miedo que algo pasara, a pesar de haber notado la extraña obsesión que Bill tenía con su hermano, quizá ese fue su error.

-Algo de veneno en mi hay... -Pensó Mabel. Cuando escuchó a Bill con la voz que escuchó cuando tuvo esa alucinación el día anterior, susurrar a su durmiente hermano unas terribles palabras que le pusieron la piel de gallina, pero a pesar de ello no se movió ni dijo nada.

-Tu piel me puedo saborear –Susurró Bill -Me encanta escucharte respirar –Continuó. -Espero no te vayas jamás, tú serás mío pequeño Pino.