VIII

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Durante todo el transcurso del camino, se mantuvo sonriendo y "atento" a todo lo que Mabel le decía. El alma de su Pino estaría atrapada por al menos 4 horas, tiempo suficiente para llevar a cabo lo que planeaba. No lo dejaría ir por nada del mundo sin completar el ritual, estaba seguro que esta vez lo conseguiría, traería de vuelta a su amado, por quien enloqueció y fue desterrado, condenado a ese bosque y convertido en un sucio demonio, pero por él, todo valdría la pena. Sabía que los padres de su castaño se marcharían en 3 horas.

Al llegar al teatro, todo fue aburrido (a su parecer), para terminar con el ritual, debía de encontrar algo preciado para Dipper, miró aquel diario que ambos compartían, al terminar la obra, lo conseguiría. Subió por las escaleras, para llegar a lo alto del escenario, si su teoría era correcta, la mocosa sospecharía de él y lo seguiría a ese lugar.

-Hey, tu –Sonrió al escuchar la voz de la mocosa detrás de él.

-¿Mabel? ¿Qué estás haciendo aquí? –Imitó la voz de Dipper.

-¡Deja de fingir! ¡Sé que no eres Dipper! –Sus ojos brillaron en un tono amarillo y sus pupilas se volvieron alargadas.

-Oh, vaya, vaya, vaya, al parecer esa cabeza no solo está llena de brillitos y si tiene algo de cerebro. –Habló con su voz real.

-¿Bill? –Su sonrisa se hizo más amplia.

-Pequeña, deberías de continuar con tu tonto show, ¿Quién sacrificaría todo su esfuerzo por un tonto hermano? –Le decía avanzando a paso lento, Mabel retrocedía un poco asustada.

-¡Dipper lo haría! ¿Qué rayos eres? ¡No eres ningún espíritu del bosque, ni nada parecido! ¡Eres malo! –Le gritó. -¡Deja de tomar la apariencia de mi hermano!

-¿Ah sí? Pero si este es el cuerpo verdadero de tu hermano, pequeña. –Extendió los brazos mostrándole lo evidente. Mabel jadeó asustada.

-No... ¡Devuélveselo! ¿¡Qué le has hecho!? ¿¡Donde está!? –Mabel se lanzó sobre Bill, intentando golpearlo.

-¡Hey! ¡No hay devoluciones! –Bill intentó quitársela de encima. Entre su pelea, terminaron tirando un reflector, atrayendo la atención de todos, la obra-musical paró abruptamente.

-¡Devuélvelo! –Lo zarandeaba molestando a Bill.

-¡Me estás haciendo enojar, mocosa! –Gritó Bill. Abajo, Stan, Wendy, Soos y los padres de los gemelos miraban entre confundidos y asustados.

-¿Eso se supone que tenía que suceder? –Se preguntó Wendy en voz alta.

-No estoy seguro... -Respondió Soos.

-Meh, esto necesitaba algo de acción. –Le quitó importancia.

-¿Porqué se están peleando los niños?

-No lo sé, espero que no se lastimen. –En eso, se escuchó un fuerte crujido, seguido de un grito de Mabel.

-Oh, eso debió de doler mocosa –Bill se había molestado y con una fuerza sobre humada, le rompió un brazo, sin piedad la pateo, hasta que llegó al borde, como pudo, se sostuvo del borde, sosteniéndose a duras penas con su mano sana. Estaba por romperle el otro, cuando una presencia atrajo su atención. -¿Pino? ¿Cómo es que...? –Miro en varias direcciones, pero no halló nada -¿Fue mi imaginación?

Por favor Bill!... –Le susurró la voz de Mabel. Ahí fue como lo notó, la mocosa tenía un pequeño fragmento de lo que estaba buscando.

-Maldición, creí que lo había conseguido, pero al parecer debes morir para que pueda obtenerlo completo, esto retrasará un poco mis planes, pero valdrá la pena. –Dijo con burla, su mente estaba un poco nublada, eso siempre le pasaba cuando poseía un cuerpo sin permiso. Así que con fuerza pisó los dedos de Mabel, sacándole otro grito de dolor. –Pero es una lástima que tenga un brazo roto. –Bill, en el cuerpo de Dipper sonreía como maniaco, sus ojos brillaban en un fuerte tono amarillo, una sonora carcajada resonó en el auditorio.

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