Los juegos del hambre. Parte 3. Capitulo 2.

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Por petición de algunos seguidores lo haré por capítulos para que la lectura sea más amena. Gracias.


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El dolor no cesa, soy capaz de levantar un segundo la mirada y compruebo como todos corren a ayudarme. Haymitch da un aviso para que traigan una camilla, Finnick me agarra la mano diciéndome que todo va a salir bien. Las voces que oigo comienzan a distorsionarse y algunas se pierden sin poder llegar a entender lo que dicen. Gale manda a Colin a buscar a los médicos y él sale corriendo. Veo como su cabeza desaparece entre la multitud de gente que se amontona a mi lado, con paso ligero y caras que no me aportan seguridad debido a las expresiones de preocupación que tienen. El amigo de mi madre avanza hasta mí y me coge en brazos, con una mano sobre mi espalda para sujetarme de forma que quede completamente recta. La otra en mis piernas, como método de apoyo, me pega a su pecho y comienza a andar.

-Tranquila, todo va a estar bien. Te lo prometo – la voz de Gale es tan dulce como recordaba.

Siento que me voy a morir, el dolor es tan fuerte que no puedo soportarlo. Estoy cansada de tanto drama, quizás sea más fácil así. Miro la herida con la vista borrosa a causa del mareo que el dolor me provoca. Esa tal y como antes, solo que... sangra. Una mancha empieza a teñir mi camisón. Quiero tocarla para ver si es real pero alguien agarra mi mano y me lo impide. Oigo un grito que avisa de que viene la camilla. Suena lejano, aunque ahora mismo cualquier voz me suena lejana. Es como si el dolor me hubiese atrapado en una zona concreta y todo lo de alrededor estuviese a kilómetros de distancia, pasando cada vez más y más desapercibido por mi cabeza. Aunque inútilmente intente focalizar mi atención en algo en concreto, soy incapaz de hacerlo. Automáticamente mi cabeza me centra en ese desagradable dolor procedente de mi herida. Puedo notar la piel húmeda, bañada por ese líquido rojo que no suele ser buena señal y un olor a sangre que se me mete por mi nariz haciendo que quiera dejar de respirar. Casi puedo saborear la sangre, con su característico toque a hierro. No quiero que me enchufen de nuevo, no puedo volver a dormir. Quiero ver a tanta gente, quiero disfrutar de su compañía ahora que estoy libre. A mis padres, a mi hermano... No puedo volver a la habitación sin verles, les echo tanto de menos.

Presa de la inquietud, durante las últimas horas había estado analizando cada uno de los pasos dados y por dar, sin caer en la cuenta de que de momento no había tenido noticias de mi hermano. Recordé que me lo habían arrebatado pero supuse que tras rescatarnos le habrían tratado igual que a mí. Asumiendo que estaba bien en un principio, y confirmado por la alegría de todos al tenerme de nuevo con ellos. El problema aparece cuando me planteo con incertidumbre si aquello que había pensado es o no cierto. Si mi hermano estuviese bien no dudo que hubiese sido el primero en venir a verme. Una parte de mi quiere creer que lo mantienen en un lugar seguro, junto a mis padres, esperando mi regreso. La otra piensa que si estamos todos aquí, es porque no hemos recorrido la distancia suficiente para llegar a nuestro Capitolio. Por tanto, mi hermano debe estar entre las paredes de este aerodeslizador, o de otro, en caso de que hubiese. De no ser así, temo que algo le haya ocurrido a Gale.

-¿Dónde está mi hermano? –saco todas las fuerzas que me quedan, quiero decir más pero me veo incapaz de hacerlo. Tan solo quiero verle antes de ir a esa habitación de nuevo. No hago preguntas complicadas ni estoy exigiendo saber nada que conlleve mucho tiempo para ser explicado. Solo quiero saber dónde está Gale. Sólo quiero saber si mi hermano se encuentra bien.

-Amy, debemos curarte eso, hay que llevarte de nuevo a la sala, estás perdiendo gran cantidad de sangre. Tendremos que parar la hemorragia y cerrar la herida de nuevo, parece que el tejido no había terminado de cicatrizar por dentro y tus esfuerzos han terminado por abrirlo. Tienes que entender que esto es grave, probablemente necesites dos transfusiones, tendrás que permanecer en cama algunos días para recuperarte.

Los juegos del hambre continuanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora