ghostin - fack.

[0.9]

—no dejes que todo esto te consuma jack — dijo una voz alejada.

Las paredes y el suelo blanco eran infinitos, parecía una enorme habitación en el vacío. Jack andaba por aquel suelo blanco sin saber donde iba a caer, pero no era tan difícil saberlo, era todo el rato lo mismo. Aquella voz lo asustó, no sabía dónde estaba, tenía ganas de llorar y no recordaba nada de lo que había pasado anteriormente.

—¿hola?— dijo Jack tímidamente.

Tenía miedo, se sentía atrapado dentro de una habitación bastante pequeña aunque no fuera así.

—tienes que despertar — respondió otra vez sea voz, cada vez más cerca.

Los nervios y el temblor se hacían presentes en el cuerpo del pequeño pecoso, no reconocía aquella voz, no veía a nadie más que a él en la habitación.

—¿donde estoy? — preguntó con temblor y desesperación, con ganas de llorar.

—despierta — repitió la voz, muy cerca — despierta, por favor.

Jack no tenía palabras, tenía ganas de gritar, correr y llorar. El frío se hacía dueño de su cuerpo junto con el shock que se hizo presente al sentir una fría mano en su hombro. A sus espaldas. Quería darse la vuelta, ver quien era, pero estaba paralizado, sin saber que hacer.

—Jack...— susurró aquella voz. Esa ahora reconocible voz.

—¿Finn? — dijo Jack con nerviosismo, haciendo que su cuerpo respondiera para poder tocar la mano fría en su hombro — ¿eres tú?

—solo despierta, tienes que hacerlo — aconsejo la voz.

Los ojos del pecoso empezaron a llenarse de lágrimas, era Finn, su difunto amado lo estaba tocando otra vez, estaba detrás suya. Poco a poco, Jack fue dándose la vuelta para poder ver aquella persona que tanta ganas tenia de ver.

Al darse la vuelta, vio a un Finn sonriéndole.

—se que lo estás pasando mal, pero tienes que despertar y seguir con tu vida Jack — dijo este mientras subía su mano y tocaba la mejilla del pequeño.

—Lo siento — consiguió decir Jack mientras aguantaba las ganas de llorar, cosa que fue imposible.

—No lo sientas, no tuviste la culpa — dijo Finn mientras se acercaba, subiendo más su mano para esta vez tocar el pelo de Jack.

—Si — respondió Jack — no tuve que tratarte así, solo querías arreglar las cosas conmigo y no te dejé, te hice el vacío y dejé que tomaras esa decisión. Ahora por mi culpa estás muerto — lloró el pequeño.

Finn rió.

—mientras me quieras, estaré vivo para ti, solo tienes que dejarlo todo atrás — dijo el azabache mientras hacía una pausa para así acercarse más al pequeño e inclinarse para verle mejor los ojos y los labios de este — te perdono.

Y así paso, Jack volvió a sentir aquellos labios finos pero apetecibles, con ese sabor a fresa, aquellos labios que encajaban perfectamente con los suyos, aquellos que echaba de menos, aquellos que nunca olvidaría. 

Finn se separó, para ver por una ultima vez al pequeño. Sonrió.

—Te quiero.

Jack abrió los ojos, los pitidos se empezaron a escuchar junto con la luz de la ventana que alumbraba la habitación de aquel hospital. Sophia estaba allí, mirando fijamente el suelo hasta que notó el despertar de su amigo.

—Jack, por fin despiertas — dijo mientras se levantaba para ver a su amigo —voy a buscar al médico y a tus padres.

Sophia comenzó a cambiar, pero se detuvo al escuchar las palabras que dijo su mejor amigo.

—Sophia, lo he visto.