Capítulo 4

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Alrededor de nosotros sola había mar, no se veía ningún tipo de isla, ni tierra, estabamos nosotros cinco y miles de litros de agua.

Todavía no sabía que tramaban Kaj y sus amigas, no podía fiarme y obviamente no lo hacia. Dav se pasaba los días en guardia.

Llevábamos tres días en este barco.

No hacíamos nada mas que dormir, comer, disfrutar de la brisa marina, pescar, ver las estrellas y así sucesivamente.

Kaz se había tomado un descanso y se había ido a su camarote especial de capitan. El domía como un rey, el solo en su camarote y todos los demás dormimos juntos. No me molestaba dormir con Dav, llevaba toda mi vida haciéndolo, pero Kaia roncaba muchísimo y era una pesadilla. Kaia era la que mejor me caía, era una chica dura y fuerte a la par que amable e inteligente, era perfecta, notaba que Dav sentía algo hacia ella pero.. ¿Quien no? incluso yo lo hacia.

Me dirigí al camarote de Kaj.

Toqué la puerta tres veces seguidas.

—¿Que parte de descansar no has entendido?— dijo molesto a través de la puerta.

—Ncesito hablar contigo— puse los ojos en blanco aunque el no puediese verme.

—Uhm eres tu princesita de las sombras.

Cada vez que me llamaba princesita de las sombras algo recorría en mi interior.

—Entra— dijo.

Abrí la puerta y allí estar el,  recostado en su cama mientras leía un cuaderno.

—¿Qué necesitas preciosa?— preguntó sin siquiera mirarme.

—¿A dónde vamos?.

—A Sol— seguía sin levantar la vista de su cuaderno.

—¿A Soleil?

El asintió.

—¿Por qué?

Resopló

—¿Eres siempre tan pesada?

Arqué una ceja.

—Os llevo a tu amigo Devon y a ti a Soleil por que el Rey Devtikeb quiere veros— trago saliva—¿Contenta?.

—Daven—dije

—¿Qué?

—Se llama Daven no Devon— le eché un vistazo rápido a todo el camarote—¿Por qué quiere evrnos el Rey de Sol?

—No lo se cariño, yo simplemente os llevo y una vez allí recojo mi recompensa por llevaros y vuelvo ha hacer mis cosas— continuó sin mirarme.

—¿Tienes prisa por seguir siendo un criminal?—le pregunté.

Me miró.

—¿Disculpa?— se remojó los labios.

—La marca de tu hombro, el sol partido por la mitad— trague saliva—¿Como has deshonrado a tu país?

—Eres muy observadora princesita.

—¿Como has conseguido que te perdonen y te manden ha hacer esto?

—No entiendes nada verdad— cogió aire— Nadie me ha mandado a anda, me enteré de que el rey te quería y por eso he venido a cogerte y te llevo para que el rey me compense y me absuelva de mis crímenes.

—¿Vas a vendernos al mejor postor?— pregunté enfadada.

—Ajá.

—¿Vas a dejar de comportarte como un capullo y vas a contestarme mientras me miras?.

La reina de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora