Capítulo 2

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Corríamos, nos escondíamos y así sucesivamente.

Cuando escuchábamos algo nos escondíamos detrás de cualquier cosa que pudiera ocultarnos.

No le dirigí la palabra a Dav en todo el tiempo que estuvimos huyendo. No podía crees que hubiese algo que me estaba ocultando.

—Shh— puso un dedo enfrente de sus labios para que hiciera el menor ruido posible.

Me paré en seco y nos pusimos detrás del árbol mas cercano.

A lo lejos vimos a dos personas, un hombre y una mujer no mucho mayores que nosotros, pero no veía con claridad. Parecían que transportaban algo a un sitio, no sabía a donde, los arboles y arbustos estaban entre nosotros y ellos.

Dav me hizo una señal a nuestra izquierda. Había una especie de cueva.

—Vamos hasta allí— susurró.

Despacio y en silencio, con la máxima cautela llegamos hasta la cueva.

Entramos dentro de la cueva, estaba fría y llena de barro.

—Deberíamos quedarnos aquí hasta que todo esto pase, quizás no sea el mejor lugar pero por ahora es suficiente—dijo Dav mientras se acomodaba y se sentaba encima de una piedra.

No le conteste. Decidí ignorarle hasta que no me contara la verdad.

—Aisha siento muchísimo lo de antes, enserio— hizo una breve pausa y trago saliva— La noche que nos azotaron por ir juntos al baño...— se aclaró la garganta— aquella noche cuando volvimos a la habitación te dormiste profundamente, a la mitad de la noche me levantaron y me llevaron los guardias, tu no te diste cuenta. Me llevaron a una habitación completamente blanca, solo había una mesa, una silla y una luz que apuntaba a la mesa. Encima de la mesa había mapas, me obligaron a memorizarlos desde ese día durante séis años desde las cuatro de la mañana hasta las siete— suspiró— Me pase desde los once años hasta el año pasado memorizando mapas, durmiendo apenas cuatro horas durante la noche y todas las mañanas y tardes aprendiendo a luchar, por eso me quería el hombre de negro, ha estado preparándome para saber todos los sitios que hay en este país, todas las alcantarillas, todas las calles, por donde pasa el agua, por donde conectan el gas, cada tubería, lo se absolutamente todo de este país. Se como ir a cualquier sitio pero no me enseñaron este lugar, no aprecia en los mapas, no aprecia este bosque, nada...

Tragué saliva.

—Lo siento, lo siento mucho.

— No es tu culpa, no es nada malo.

—Dav te necesitan, te van a buscar, te quieren, te necesitan y todo por que te llevo conmigo por miedo, es todo mi culpa, te he metido en todo esto yo— una lagrima se deslizó por mi mejilla.

—No digas eso, nada es culpa tuya, Aish— me colocó un mechón detrás de mi oreja y sonrío— todo pasa por algo.

Todo pasa por algo, esa frase estuvo rebotando en mi cabeza durante toda la noche.

¿Y si estamos destinados a algo? Su don y mi don unidos podrían significar algo, quizás algo grande o simplemente era un tontería, un pensamiento relajante de que estábamos destinados ha hacer algo grande ambos, que idiota.

No podíamos dormir por miedo a que nos encontraran, teníamos miedo. Tenía miedo de que encontrasen a Dav y se lo llevaran.

Durante la noche escuchabamosruidos que no nos dejaban tranquilizarnos. En el pleno silencio de la noche apenas se podía escuchar la alarma de la carcel gris. Así es como llamábamos aquel lugar donde habíamos vivido durante diez años. Si me concentraba mucho podía escuchar pasos, no estaban muy lejos.

La reina de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora