O3

779 140 24
                                    


7 de noviembre de 1985, fecha en donde agarré el mayor valor hasta hoy en día.

Nuestro tercer beso no lo diste tú, lo di yo.

Las extrañas mariposas en el estómago aún las siento al recordarlo pues, de los tres primeros fue el beso más lúcido que tuvimos.

Teníamos quince años y fue en el jardín de tu casa. Tu mamá estaba adentro preparando el almuerzo mientras que tu papá ayudaba a tu hermanita en una tarea. Nosotros simplemente estábamos acostados en el césped disfrutando de la brisa fresca.

Tu perfil de lado se veía tan hermoso, todo tú eras hermoso.

No recuerdo lo que estabas diciendo, sólo sé que señalaste el cielo y sonreíste.

Estaba tan ensimismado en tu belleza tan simple, en la curvatura de tus labios y me sentía raro sentirme atraído por ellos, sentía que no debía.

No debía pensar lo que estaba pensando, no debía sentir lo que comenzaba a sentir.

Lo que sentía era pecado y era castigado.

Por ti sé que no me hubiese importado ser castigado, pero no quería que algo te pasase.

Y de igual manera, sabes que siempre fui un bruto impulsivo ¿No?

Toda mi mierda se fue al carajo cuando volteaste a verme y no me resistí. Sin importarme un demonio que estuviéramos en tu casa, con tus padres dentro de ella y todas las enseñanzas que nos acompañaron desde la infancia sacié el maldito deseo de probar tus labios, pero no como antes; esa vez fue diferente a las veces anteriores.

Sentir tus labios siguiendo los míos fue el mejor de los obsequios que la vida pudo darme. No duró poco, pero tampoco fue lo suficiente y sigo culpando a tu hermanita y su grito por asustarnos.

Desde ese día supe que el pecado sabría bien si venía de tus labios.

7 besos y un lamento ;; hhj+hjsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora