ÓLEO

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Riqueza oculta.
Y un amor, ¿para qué?.
Se hunden mis ojos en
los charcos de agua mecida
por tus manos.
Un poema reposa sabiamente
entre las sílabas que dicen:
¡Regresa pronto a desatar
los nudos del silencio!.
Y las imágenes, ¿para qué?.
Se parten mis labios resecos
por la falta de esa lúbrica ansia líquida,
el jugo irreemplazable de tu boca.

Miguel García Salguero/Errante Peregrino

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