Yace la tarde al filo rojizo
de las sombras.Hay un hombre, un borrador
de hombre que no rima con
las blancas hojas de la nada.El problema es la mano que
se niega a ser verbo, y la tarde
no sabe como definirse sola.Pero el hombre de palabras
camina de todos modos,
aunque las manos no sean verbos,
aunque las sombras sigan siendo
sombras.Miguel García Salguero/Errante Peregrino.