Las largas pestañas de la muchacha se cerraron en sorpresa. El beso fue tan dulce y suave, que quiso que nunca terminara.
Finalmente, el hombre se apartó con una suave sonrisa. Aara notó un destello de color desde el suelo y miró hacia abajo. Ella jadeó de asombro; los lirios se habían convertido en rosas, grandes flores en plena floración. Eran rojas como la sangre y dulcemente perfumadas.
Sus brazos estaban llenas de ellas. Eran las rosas más bellas que jamás había visto.
El hombre tomó una y la ocultó detrás del oído de Aara. No tenía espinas. Acarició dulcemente su mejilla con una mano.
—Te dije que te encontraría de nuevo, bajo la luz de la luna de sangre, mi querida niña.
Sus ojos estaban llenos de un intenso calor y deseo, y de repente Aara sentía miedo.
Algo sobre esto se sentía mal.
El hombre obviamente le había confundido con otra persona. Comenzó a alejarse hacia los escalones.
—Lo siento, pero no te conozco yo... yo creo que debería irme ahora.
Pasó una sombra oscura en el rostro apuesto del hombre y las velas parpadearon. De pronto el corazón de Aara estaba lleno de temor.
El hipnótico hechizo que la había llevado a la cripta fue abruptamente roto y Aara volvió a sus sentidos. Y sus sentidos le gritaban ¡corre!
Tiró las rosas, flores rojas estallaron en el piso, y subió las escaleras tan rápido como pudo, sólo para encontrar que la apertura había desaparecido. Era como si nunca hubiera existido. Sus pequeñas manos presionaron contra la pared de piedra lisa con incredulidad.
No había puerta. No había forma de salir. Ella estaba atrapada.
Aara se presionó en la esquina, jadeando. Las velas parpadearon de nuevo y ella podía ver algo que serpenteaba subiendo las escaleras; largos zarcillos, seguidos de amplias hojas y flores rojas. ¡Las rosas venían tras ella! Sus guías se extendían hacia ella como manos.
Gritó aterrorizada cuando se enroscaron alrededor de sus brazos y piernas, elevándola y llevando su cuerpo luchando a la cámara de abajo.
Las rosas rojas llenaban la habitación redonda ahora. Estaban repartidas en el suelo como una manta. Se enroscaban en las cinco columnas que rodeaban la mesa de piedra.
Gritó con miedo, luchando inútilmente mientras los pétalos la llevaron al altar y la recostaron, retirando la ropa de su cuerpo cuando sus brazos fueron levantados por encima de la cabeza, las piernas abiertas.
Se movían como serpientes, pero la retuvieron como cuerdas, envueltas alrededor de sus muñecas y tobillos, fijando su cuerpo desnudo indefenso y extendido mientras el hombre misterioso miraba. Su bello rostro era severo y grave.
Aara estaba tan aterrorizada que le era difícil respirar. Se sentía como una virgen a punto de ser sacrificada.
Ella suplicó:
—Por favor, lo siento, lo siento. Por favor déjame ir, ¡oh por favor!
El hombre se acercó. El remordimiento estaba grabado en sus apuestos rasgos cuando él llegó a correr una mano por el rostro de Aara. Sus dedos eran gentiles, tan gentiles pasando delicadamente por la piel impecable de la muchacha.
—Por favor, no te asustes. Todo habrá terminado en un momento.
Aara sollozó ante las aterradoras palabras.
—Por favor no me hagas daño. Por favor.
—Nunca, amor, nunca desearía lastimarte. Pero debo hacerlo, sólo esta vez.
—¿Por qué? ¿Por qué debes hacerlo?
—El precio de sangre debe ser pagado y el sacrificio completo.
Con esas palabras crípticas, el hombre se despojó de su túnica negra, su poderoso cuerpo revelado en su totalidad.
Gruesos músculos se tensaron bajo su piel, su cuerpo esculpido y rebosante de fuerza bruta. Su desnudez era hermosa, tan hermosa como las rosas rojas que les rodeaban, llenando el aire con su dulce aroma.
¿Cómo podía ser malo algo tan hermoso?
Aara sollozó de terror mientras las manos del hombre se desplazaban sobre su cuerpo atado. Ella se sentía expuesta y vulnerable, su cuerpo tendido sobre el altar, en posición de entrega.
—Oh mi, hermosa princesa, cómo te he extrañado, cómo he soñado contigo. Cada fibra de mi ser anhelando por ti. Por trescientos largos años, desde que fuiste arrebatada de mí, no he pensado en nada más que esto.
Sus labios estaban ahora sobre los de Aara, rozándolos suavemente mientras hablaba. Podía sentir el aliento del hombre en su boca. Olía bien; embriagador. Le hacía sentirse caliente y mareada. Aara gimió cuando las manos fuertes comenzaron a acariciar a sabiendas su cuerpo indefenso.
El calor seguía cada roce de las manos del hombre bajo el pecho de Aara, vientre, piernas... el obligo. Ella gimió mientras luchaba por controlar su respiración y su miedo.
Las manos calientes estaban sobre sus pies ahora, haciendo cosquillas en la piel sensible en medio y agarrando los arcos. Ella trató de patear, tirando contra los pétalos arremolinados alrededor de sus muñecas y tobillos.
Eran inflexibles, mucho más fuertes que ella. Todo lo que podía hacer era retorcerse impotente, acostada de espaldas, sobre el altar de piedra fría, donde fue establecida como un sacrificio virgen.
Gimió cuando los dedos del hombre comenzaron a vagar hacia atrás, acariciando el hueco de su cadera y cosquilleando entre sus muslos extendidos con las puntas de los dedos hasta que Aara tembló.
El hombre se rió bajo en su garganta. Luego continuó, acariciando la suave piel del apretado estómago de Aara, la curva de sus pechos. Se sentía casi como si estuviera intentando memorizar el cuerpo de Aara con sus manos.
Cuando su pulgar rozó su parcialmente erecto pezón, Aara se quedó sin aliento y se estremeció. De repente ambas manos se envolvieron alrededor de su pecho, los dedos apretando y sus pulgares acariciando los picos rosados. Éstos reaccionaron rápidamente a la estimulación, endureciéndose en pequeños nudos rígidos.
La vergüenza llenó la mente de Aara. Sus mejillas se sonrojaron. ¿Cómo podía estar su cuerpo reaccionando de tal manera?
El miedo debía haber dominado cualquier placer que pudiera haber sentido de aquellas manos que acariciaban, pero no lo hizo. En su lugar, sus pezones hormigueaban felizmente de las conocedoras caricias, la excitación rizaba caliente en su vientre y el calor palpitaba entre sus piernas.
Era como si a su cuerpo no le importara lo que su mente sentía.
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Not By The Moon [Jackson Wang]
FanfictionHistoria corta, sobre un romance eterno. 👑 Jackson Wang 🔞 Escenas con contenido sexual. ❣ Mitad adaptada, mitad mía. ©️ La parte adaptada, los créditos a su autora.