Not By The Moon [Jackson Wang]

🌑

Ella permanecía en la luz de luna rojiza como un desenfadado espíritu de los bosques, viva con la juventud y la inocencia y un aire de gentil aceptación y serenidad. Su piel era pálida y tersa, sus extremidades largas y delgadas. Su cabello largo y ondulado. Ojos grandes y curiosos.

Aara parecía un ángel, enviado del Cielo. Pero no era así como la veían, decía que el mal encarnaba bellas apariencias.

Un ramo de lirios frescos recién cortados sostenidos suavemente en su delicado abrazo. La noche era oscura, el cielo negro, las nubes borrando todo, excepto la luna. De vez en cuando las grandes franjas de gris se separaban y las estrellas brillaban a través de ellas, titilando dulcemente dentro y fuera de la existencia. Los bosques eran iluminados sólo por el ominoso rayo de luna rojo sangre brillando hacia abajo.

Ella sintió como si estuviera soñando y en una noche como esta, cualquier cosa podría ser posible.

Aara estaba muy quieta y escuchó atentamente con los ojos cerrados, las pestañas oscuras en sus pálidas mejillas. Un tenue viento agitó como dedos a través de su cabello. La noche era silenciosa, pero todavía podía sentir la música, triste y solitaria, llamándola a ella.

Se volvió y bajó a la espesura, más allá del cementerio. Estaba oscuro, pero ella conocía estos bosques. La canción llegaba desde el antiguo templo de piedra. Era antiguo, más que cualquier otro en el pueblo; nadie sabía quién lo había construido o levantado los cinco pilares de mármol que estaban alrededor de el. No había puerta y no se podía entrar.

Aara sabía esto porque ella había probado e intentado cuando era una niña, atraída hacia el lugar una y otra vez sólo para sentirse frustrada por su misterio.

Sus suaves pies descalzos estaban llenos de barro y magullados por la larga caminata, pero ella no era consciente del dolor. La canción la llamaba y caminó como bajo coacción. La piedra blanca de la ermita brillaba de color rojo en la luz de la luna de sangre. Ella se arrastró más cerca y más cerca y ante su mirada atónita, el muro del templo se abrió, revelando una larga escalera iluminada por velas parpadeantes.

Las palabras de su abuela, resonaron en su cabeza.

—Hija, cuando la luna está pintada de sangre, los demonios de la noche despiertan de su letargo...

Un estremecimiento de miedo pasó a través de Aara y casi se dio la vuelta para irse.

Y sin embargo... La canción era tan hermosa y atractiva, la luz de las velas tan frágil y acogedora.

La curiosidad de Aara era simplemente demasiado grande. Toda su vida había sido atraída a este lugar, anhelando profundamente en su corazón ver lo que había dentro.

Aferró los lirios más cerca de su pecho como si la protegieran y tímidamente bajó el primer peldaño. Estaba cálido bajo sus pies y ella volvió a sorprenderse, pero pronto siguió hacia abajo, bajando, descendiendo hacia lo desconocido.

Se sentía como si se hundiera en un sueño.