— ¡No se vale! ¡Hizo trampa! — dijo apuntando al brasileño, quien le había ganado en un partido de fútbol —.
— Jugó limpio, acepta que perdiste Arge — dijo besando a su pareja —. Jugaste bien, amor.
— ¡Ves! ¡Lo defendes solo porque es tu novio!
— Uh pibe, cállate un poquito ¿no? — reclamó el uruguayo —.
Ahora no quieres que se calle, ¿O si?