Capitulo Ocho

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Bendito el lugar y el motivo de estar ahí

bendita la coincidencia.

Bendito el reloj que nos puso puntual

ahí bendita sea tu presencia.

Bendito dios por encontrarnos en el camino

y de quitarme esta soledad de mi destino.

Mana.

La manera tan efusiva, con la que el Terry la había saludo. Mantenía a Candy más roja que un jitomate. Ella no puso objeción ante el abrazo apretado, que el castaño le daba. Ni hizo el menor intento por alejarse.

Terry no apartaba la miraba de aquel hombre, que se encontraba sentado, muy cómodo en el sofá [asi que quieres que pierda el control y quede ante mi pecosa como el cavernícola que soy. Pues fíjate que no] con esos pensamientos y regalándole la misma

- ¿Cómo se portó Devén? – Terry, muy cercano al oído de la rubia, la cuestionaba. Tal pareciera que no le interesaba, que el invitado fuera participe de su conversación.

Candy con un gesto de la mano lo invito a pasar. Terry tomo asiento en uno de los sofás. Y como todo buen padre, jugueteaba con su pequeño. Diciéndole lindas palabras de saludo: ¡hola diablillo! espero que te hayas portado a la altura ¡eh!

Terry, envolvió en una cobija a su pequeño. Se puso de pie y tomo la maleta de Devén

- Candy te agradesco enormemente. No sé cómo pagarte este favor – la rubia ladeando su cabeza, le regalo una tierna mirada – disculpa la tardanza es que

Las palabras de Terry, fueron calladas por Candy; con un tono de voz algo nerviosa dijo: Terry los llevare a casa, no traes auto y es noche. El castaño, por un segundo no comprendió. Pero al ver la mirada suplicante de su pecosa, hizo gala de sus dotes histriónicos

- ¡Gracias! ahora te deberé dos favores- Terry, estaba sobre actuando, haciendo ademanes con las manos y dando toques graves a su vos. En instantes dejo el juego y la burla hacia su pecosa. enfatizando estas palabras, volvió su mirada hacia el hombre, que se encontraba sentado, en uno de los sofás - ¡Te vienes con Miena! ¡para que no te regrese sola! y te cuide

Candy, asintió con su cabeza y de inmediato le puso la correa a Miena. Lewis solo miraba la manera tan familiar, en la que Terry trataba a la rubia.

– ¡oh! que distraída – miro hacia el lugar donde se encontraba Lewis - Terry, te presento al doctor Dunnes, director del hospital y primo de Alexia – ambos caballeros se dieron la mano. Pero su mirada era de una expresión salvaje.

- Bien, chico ¡vámonos! – llegando la salida del edificio, Candy con mucha cortesía, se despidió de Lewis. Este que tenía la intención, de acompañar a la pecosa. Fue rapidamente despedido. Ella argumento que Terry vivía no muy lejos, solo a unas manzanas y que no era necesario que le acompañase, que se fuera sin preocupación a casa. Al poner el carro en marcha, Candy tomo la calle principal. Terry con el niño en brazos, trataba de ocultar una risita burlona.

- ¡Pecas! si sigues manejando derecho, nos alejaremos más de mi casa – el tono de voz del castaño iba cargado de burla. Terry, encontraba divertido las penurias, por las que pasaba la pecosa –Para el auto Candy. Bien ahora gira en la esquina y retorna a la lateral. Y después me explicaras ¡qué está pasando!

Para mi Amiga MienaWhere stories live. Discover now