CAPÍTULO 7

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MELANIE

Como parece que es algo típico entre nosotros, vuelve a reinar el silencio. Él está esperando por mi respuesta y yo ni si quiera sé qué responder a su pregunta sin sentir algo revolotear en mi estómago, supongo que serán mariposas.

-Eeh... nada, no lo recuerdo -intento desviar el tema, pero por su expresión sabe que estoy ocultando la verdad.

-¿Segura? Por que yo creo que lo sabes y no quieres decírmelo -me acusa alzando la ceja.

La verdad no sé por qué callar la razón por la que fui a buscarlo, ni que fuera algo de otro mundo. Es normal que tenga dudas sobre lo que pasó.

-Pues mira, en realidad fui a buscarte para saber qué es lo que había pasado en la piscina. No sé por qué intento ocultar mi interés por esto, solo quedé desconcertada y fui en busca de respuestas -suelto como si fuera la cosa más normal que he dicho en toda mi vida, mostrando indiferencia.

-Entiendo. Yo tampoco sé qué pasó allá.

-Preferiría no recordar algo que acabó de esta manera -comento apuntando a mi brazo, él solo asiente y vuelve su mirada al frente.

-Bueno creo que tienes razón... deberíamos de ir al hospital.

-Vale -saco mi celular y observo la hora. Son las 10:45 de la noche, supongo que el área de emergencias estará todavía disponible.

Permanecemos el resto del viaje en silencio, nadie dice ni comenta nada. Es algo incómodo pero no tanto como antes.

Llegamos al hospital quince minutos después y detenemos el coche en el aparcamiento frente a las grandes cristaleras de la entrada.

Salimos del vehículo y nos dirigimos al interior del edificio. En la recepción Matthew se mantiene junto a mí mientras doy mi nombre y número de seguridad social, al cabo de unos minutos nos informan de que pasemos a la sala de emergencias donde seré atendida.

Tomo asiento junto al pasillo de consultorios y Matthew hace lo mismo sentándose a mi lado. No sé si será buena idea, pero giro quedando frente a él. Me observa con cautela ofreciéndome una dulce sonrisa con sus hermosos labios.

-¿Puedo verlo? -pide señalando mi brazo cubierto con la venda que Jane me puso. La enfermera me ha dicho que debo quitármela para que puedan examinarlo mejor cuando entre en consulta.

Asiento en respuesta. Extiende el brazo hasta llegar a mi mano y ponerla sobre su regazo. Siento leves caricias en mis dedos, procedentes de la fricción de los suyos. Mientras me quita la venda.

Sostiene la mirada hacia mí cuando por fin mi brazo esta libre de esa tela blanca.

-Lo siento enserio. No entiendo cómo no me di cuenta de que te hacía daño, yo estaba no sé yo...

-Tranquilo, todos tenemos nuestros momentos de bajón. Aunque tampoco es motivo por agarrarme como un animal -río al decir la última palabra y él parece calmarse de que lo haya hecho- lo comprendo.

-Pensaba que eras una más de las chicas exageradas y que se sienten violadas nada más que hombre las toca de mala manera. Pensé que eras como todas.

Ahora soy yo la que levanta la vista del suelo y lo mira. Dios, ese azul tan distintivo se refleja en sus ojos pero están mostrando un brillo diferente, como si estuviera absorto por algo que no esperaba.

-Bueno, no sé qué es lo que nos define como a "todas las chicas" -hago comillas en las mismas palabras- pero ninguna es igual a otra si te paras a pensar, cada una tiene algo que las hace diferente a las demás, ya sea física o moralmente. No sé si mi actitud es del agrado de todos pero yo soy así, lo que hace ver la diferencia de quién eres realmente.

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