CAPÍTULO 9

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Es viernes y en las pocas horas de descanso entre clases me hallo esperando a Sophie junto a la salida para ir a la cafetería, pero tras quince minutos de espera es seguro que no aparezca. Doy un último vistazo al lugar por si esta da señales de vida pero nada, la tierra se la ha tragado.

Decido ir a mi lugar típico para estar a solas , bajo las gradas del estadio, pero antes de que puede dar siquiera un paso alguien me coge por la cintura haciendo levantar los pies del suelo.

-¡Ah!

Cuando me deja de nuevo en el suelo me giro para encontrarme con el rostro de Mike, sus manos siguen en mis caderas pero las quita al percatarse que se me eriza la piel. Mi cuerpo reacciona así ante algún tipo de roce masculino.

-Mike... ¿Hola?

-Hola -me responde con una sonrisa, la cual devuelvo discretamente.

-¿Qué haces aquí?

-Iba a la cafetería pero te he visto sola en la salida.

-A sí, yo igual esperaba a Soph. Pero parece que al final ella tiene otros planes.

-Vaya... si quieres puedes venir conmigo. Acabo de salir de entrenar con el equipo e iba por algo para recargar energías -explica, por lo que yo me detengo en recorrer su cuerpo con mi mirada para darme cuenta que está algo sudado y cansado por el esfuerzo.

-Vale, tampoco tengo nada que hacer así que vayamos.

Asiente y seguidamente caminamos hasta llegar a la cafetería. Tomamos asiento uno frente al otro para poder hablar, y también porque si estoy demasiado cerca de él comienzo a delirar sin saber qué decir. Estas son las consecuencias de tener a tu amor de la infancia a menos de un metro de distancia.

-Parece que en tu primer año te va bastante bien.

-Sí, por ahora va todo bien.

-Siempre he pensado cómo es eso de que sacas tanta persistencia con lo que quieres, Leila no para de decir que si no fuera por ti estaría perdida en este mundo.

-Supongo que eso es una halago, así que gracias. Leila a veces puede tender a exagerar las cosas un poco -contesto con entonación sarcástica en lo último.

-¿Un poco? -ríe negando con la cabeza- mi hermana es la reina de la exageración Mell.

-Ya, eso es muy obvio.

Al instante llega el camarero para tomarnos nota, y como el habitual pido mi particular sandwich mixto.

-Oye, sobre lo de ese día -habla refiriéndose a lo que pasó el primer día en la entrada, no lo hemos tocado desde que se disculpó- lo que dije... sé que te he pedido perdón, pero no mentía al decir que algo a cambiado en ti. Por lo que sé pasaste la mayoría el verano en un campamento de danza, así que apenas te vi y cuando volví a verte ese día estabas algo distinta, te han crecido los pechos y el trasero...

-Mike.

-Perdón, lo que me refería es que estás más madura, ya sabes ahora eres una mujer en todo su esplendor.

No puedo evitar sonrojarme ante dicha declaración. Creía que mi reacción iba a ser insultarlo o irme por decir eso, pero por lo que parece me gusta escuchar decir eso. Bueno ¿ y a quién no? Al menos ya sé que no me ve como una niña a salvo del mundo y su maldad, sino como una mujer "en todo su esplendor" como mencionó él.

-¿Y eso es bueno?

-Créeme, es muy bueno. Tan bueno que tendría cuidado con los chicos que se te tiren encima.

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