3.- Conozco a Katara como a mi mente o más, nunca encontraré a nadie más confiable o más leal. Si le digo que lo amo, se resignara en silencio, él estaría conmigo. Ella dirá que está bien, pero seria mentira.
Aang odiaba admitir que había huido de la Nación del Fuego luego de que Zuko hiciera oficial su noviazgo con Katara. Quiso poner distancia con él; tuvo la pequeña esperanza de dejar de amarlo si se alejaba, necesitaba enterrar aquellos sentimientos como si nunca hubieran existido, quería estar feliz por su amiga. Por desgracia se dio cuenta que no podía olvidarlo, no podía sacarlo de su cabeza y solo lo extrañaba más cada día.
Ahora vivía en el Reino Tierra, pasaba mucho más tiempo con su amiga Toph, quien además, era la única persona que conocía su secreto, tampoco es como que fuera posible ocultarle algo. Ella, contrario a lo que Aang creyó, nunca lo juzgó, solo lo escuchaba hablar en silencio y evitaba sacar el tema a colación.
Todo iba bien en el Reino Tierra y la recién fundada Ciudad República, lugar que Aang usaba como excusa para no ir a las Tribus Agua o la Nación del Fuego. Ese día en particular fue bastante normal, había ido a entrenar con Toph como casi todos los días, cuando apareció su amiga Katara, vestida de manera elegante y con una inmensa sonrisa en el rostro. Los tres se sentaron en el césped para ponerse al día de todo lo que había pasado en esos meses, hasta que Katara les enseñó su mano izquierda, tenía un precioso anillo de compromiso.
—Hace unas semanas, me pidió matrimonio—dijo Katara muy emocionada mientras sus ojos brillaban como dos bellos zafiros. Parecía no caber en su alegría —, el chico es mío —los tres amigos rieron del pequeño chiste.
—Pero sé más específica, ¿Cómo te lo pidió? — pregunto Aang entusiasmado, al menos eso era lo que se reflejaba en su rostro.
Pudo mentir de manera tan convincente que si Toph no lo conociera tan bien o no fuera maestra tierra, no se hubiera enterado. No sabría que no quería saber nada de un compromiso; ella pudo notar que el corazón de Aang latía cada vez más rápido y sentía como si le costara respirar.
—¿Qué tal si vamos a tomar un té y les cuento todos los detalles? —pregunto Katara quien aún no podía borrar la enorme sonrisa en su rostro —, también me gustaría pedirles algo a los dos.
—Me parece genial, pero déjame terminar con pies ligeros... Te veremos allá en un rato —Katara solo asintió y se fue despidiéndolos con la mano.
Toph espero a que su amiga estuviera lo suficientemente lejos para reñir a Aang.
—Nunca había conocido a nadie tan masoquista, ¿En serio quieres oír eso? —pregunto Toph entre enojada y preocupada, sin entenderlo, era como si quisiera romperse más a sí mismo.
—Es mi amiga, sería raro si no me interesara por ella, sobre todo en el tema de su boda— dijo Aang prestándole importancia al asunto.
—Sabes a qué me refiero, es como si estuvieras apuñalándote una y otra vez, deberías pensar en tu propia felicidad al menos una vez... Me has dicho tus razones para apartarte miles de veces, pero no tiene sentido ¿Por qué rendirte tan rápido?, ni siquiera lo intentaste.
—Porque la amo. La amo más que a nada en este mundo, tanto como para elegir su felicidad por sobre la mía todo el tiempo — gritó de repente.
Pero no pudo contenerlo más y sin darse cuenta, Aang soltó un par de lágrimas, nunca había podido decir en voz alta su última razón, esa que lo golpeo en el baile mucho más pesada y dolorosa que las demás, tal vez la más importante. Esa que lo hizo rendirse incluso antes de empezar.
Toph vio eso y en vez de golpearlo o insultarlo, lo abrazó y sobo su espalda, justo como lo haría una madre, pero de inmediato Aang se apartó y se limpió los ojos.
—No quiero que sientas lástima por mí. Olvidaré esto pronto —dijo recordándose a sí mismo que no debía llorar, no podía llorar; no lo hizo en la fiesta, ni cuando vio las cartas, tampoco el día que se fue de la Nación del Fuego y menos lo haría ahora, porque debía estar feliz por el compromiso de su mejor amiga.
—No es lástima, estoy preocupada —dijo más apenas en un susurro, ambos fueron a donde los había citado Katara.
No fue una sorpresa que le pidiera a Toph ser dama de honor, la sorpresa fue que le pidiera algo así a Aang.
—Eres un chico y sería raro decirte "dama de honor", verás mi padre me entregará en el altar, pero quiero que estés a mi lado, como si fueras mi hermano... ¿Podrías hacerlo? —pregunto Katara casi rogándole con la mirada a Aang y viéndola así él no podía negarle nada.
—Me encantaría, claro que estaré ahí para ti —dijo fingiendo lo mejor que pudo una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
satisfecho (zukaang)
RomanceEra el día de la boda, todo estaba perfecto y la gente parecía divertirse mucho. Todos parecían felices excepto el, Aang tenia el corazón roto.