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Secretos no tan secretos.

Me levanto apenas suena la alarma. Voy hacia mi espacioso baño y observó mi reflejo en el espejo. Una delgada chica castaña clara casi rubia me devuelve la mirada. Sus ojos azules son solo lo único vulnerable en este momento antes que ese brillo desaparezca.

Hago mis necesidades, me ducho y cepillo mis dientes antes de salir del pequeño cuarto. Voy hacia mi armario donde tengo el uniforme perfectamente colgado con pulcritud. Hago una mueca ante esto. Mucha elegancia, y todo no es más que una simple fachada ante el mundo.

Me visto y arreglo viendo que solo tarde 37 min en hacer todo. Sonrió con satisfacción y procedo a agarrar mi bolso donde están unos pocos bolígrafos y libretas para mi primer día en Las Encinas.

Salgo de mi habitación, paso la llave y bajo las escaleras con tranquilidad. En el comedor ya me esperan mis tíos junto a Carla. Le regaló una sonrisa a Beatriz y un seco asentimiento a Teodoro y Carla.

─Buenos días ─murmullo lo suficientemente alto para que me escuchen sin tener que alzar mucho la voz.

─Buenos días querida, ¿Cómo dormiste? Espero te haya gustado tu habitación ─se anima mi tía a iniciar la plática.

─He podido descansar bien, gracias por preguntar. ¿Y vosotros? ¿Algo nuevo que deba saber? ─ pregunto entonando las últimas palabras para darle mayor intención.

Carla y su padre intercambian una mirada mientras mi tía me observa con confusión.

─Pues que yo sepa, todo sigue igual acá en España ─a pesar de su tono, me fijo en sus ojos. Dicen que los ojos son la ventana al alma y en este caso es totalmente cierto.

─Me alegra ─ es todo lo que digo dejando morir la plática.

Terminamos de desayunar en silencio y junto a Carla salimos de la mansión. Subo al auto que maneja el chófer y mi prima sube después.

Siento su pesada mirada en mi persona pero no hago amago de devolvérsela. Veo hacia la ventana los árboles pasar y pronto como entramos al centro de la ciudad, luego de unos minutos observó la enorme fachada del instituto más prestigioso de España, La Encinas.

El auto se detiene y salgo de este observando mi entorno. Todos están en su mundo y no mucho reparan en mi presencia. Algo que me parece perfecto.

Sin esperar a mi querida prima subo los escalones del lugar y entro al enorme edificio. Sonrió hacia mis adentros al ver que por fin muchos enfocan la mirada en mi persona. Bajo los escalones con cuidado y al bajar, subo la mirada chocando con unos ojos azules que me observan con reconocimiento. Ignoro esto y sigo de largo. Ya luego me encargaré de averiguar quien es.

Llego al salón donde inician mis clases y entro. Hay pocas personas que me ignoran así que hago lo propio e igual los ignoro. Me siento en un costado ni adelante ni atrás, junto en el medio y saco una libreta junto a un bolígrafo.

Espero pacientemente ver quien entra al lugar y mu suerte es tan grande que los primero que están son Carla y el chico de los ojos claros. Su mirada lo delata y en seguida se que este es el asesino. Nadie puede cargar con un peso tan grande en los hombros y su culpa es asfixiante.

Carla se sienta en un extremo y el chico justo frente a mi. Se repuesta en el asiento y yo aprovecho para inclinarme hacia él.

No todos los secretos son tan secretos, Polito. Y tarde o temprano la verdad sale a la luz ─ al momento de decir esto, voltea rápidamente y agarra mi rostro entre su mano mientras la otra agarra con fuerza la mesa que se interpone entre ambos.

─No se quien eres pero mucho cuidado con lo que hablas ─ dice casi que escupiendo las palabras. Siento la pesada mirada de Carla en ambos y necesito acabar con esto antes de que llamemos más la atención.

─Y tu mucho cuidado con quien amenaces. No soy uno de tus juegos de niño mimado y solo no podrás esconder algo tan grande ─ y sabiendo que juego con fuego, fijo mi mirada en la suya antes de proseguir ─ ¿Sabias que Marina dejo una copia del pendrive que estaba en el reloj? ¿No? Y seria muy malo que esa información salga junto a quien la asesino ─ sonrió ante su mirada incrédula y sigo. ─Yo que tú, me alejaría de Carla. No queremos que su mugre manche algo que ya está sucio, ¿Verdad?.

Hago un punchero y sus ojos bajan momentáneamente por mi acción. Siseo y un pequeño sonrojo cubre sus mejillas. Ignoro esto y decido terminar con el tema antes de que el grupo de oro termine de entrar.

─Vas a necesitar ayuda para salir impune de esto y yo te la voy a dar. A cambio, me ayudarás a destruir a Carla y su familia porque al final nos hundieron en sus mierdas. Entonces querido amigo, ¿Te apuntas? ─sonrió dulcemente y aún más al ver que finalmente tomo una decisión.

Acepto.

mellark-

Saving Star [Elite]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora