Capítulo 04

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Odiaba cuando se levantaba temprano, pensando que era muy tarde, llegar al trabajo y darse cuenta que no había tomado una pizca de desayuno y que pudo haberlo hecho si al menos le hubiera tomado atención al reloj que tenía al lado de su cama que con tanto esmero había comprado para justamente evitarse ese tipo de cosas.

Me senté en mi escritorio bastante malhumorado, para su mala suerte, también se le habían acabado las chocolates ya hace como tres días y ese era un gran problema, porque ahora el cachorro que se le venía pedía desesperado por algo de comida.

Si antes estaba malhumorado ahora echaba humo por los oídos.

¡Pero podía comprarse algo! Le habían dado su paga ayer y tenía de sobra para al menos dos retazos de torta y unos cuantos peperos.

Entonces estaba decidido, levanté mi bolso para sacar la billetera, había algunas monedas botadas y su tarjeta del bus, pero no su billetera, su billetera no estaba.

Ahora ya no tiraba humo por las orejas, en ese momento estaba tirando lava. Tendría que esperar a MinGyu para pedirle comida, aquí es donde se arrepentía de no haber mirado su reloj.

—¿JiHoon? —era SoonYoung, que ahora tenía solamente la cabeza que se asomaba por la puerta.

—Oh, Kwon, ¿qué pasa?

—Vine porque quería hablar con MinGyu pero aún no ha venido —sin pedir permiso se sentó delante del omega.

—Seguro viene en unos momentos —su estómago rugió de hambre y por vergüenza miro a otro lado.

—También venía porque... quiero desayunar —pareció pensárselo un minuto—, no me gusta desayunar solo, ¿vendrías conmigo? —se rascó la nuca haciendo una mueca que se supone intentaba convencerle.

No necesito pensárselo mucho, ya que tenía un hambre del demonio—. Bien, voy contigo.

El castaño sonrió e hizo el ademán para que lo siguiera, cosa que hizo inmediatamente, caminando callados al auto del alfa que se encontraba fuera del establecimiento.

Se subió seguido por SoonYoung, que estaba dispuesto a prender el auto.

—No traje mi billetera... —musité avergonzado, quizá debió esperar a MinGyu.

—Yo invito —rio, claro que sabía que no había traído su billetera, por algo lo estaba invitando. Su mirada se dirigió lentamente al estómago de JiHoon que presenciaba un pequeño bulto—. ¿Cuántos meses tienes?

Me terminé de poner el cinturón y sin mucha importancia respondí—. Dos, creo.

—Tu alfa debe de consentirte demasiado —el rubio hizo una mueca disconforme.

—Te equivocas, no tengo alfa, este —señaló su vientre—, vino por arte de magia.

SoonYoung sonrió encendiendo el auto, bien, había hecho una pregunta que había resultado incómoda, excelente.

—Perdón —pudo pronunciar por fin luego de conducir unas calles.

—No digas eso, ya te dije que vino por arte de magia.

—¿Ya no lo ves? —al notar la mirada confuso de JiHoon especificó— Al alfa.

Lo pensó por mucho tiempo, no sabía porqué, ni siquiera debió pensarlo.

—No, ya no lo veo —se quedaron en silencio tras un asentimiento de SoonYoung—. ¿A cuánto estamos de llegar?

—Si te digo que no pensé en el lugar, ¿me crees?

—¡Espera! ¡Detente aquí! —era una tienda de tortas, la tienda que tanto le gustaba, y tal como ordenó, el alfa se detuvo.

—¡JiHoon! ¿A dónde vas?

—Apresúrate, vamos a comer —el castaño bajó del auto, alcanzándolo en la puerta de la tienda.

Miraba todo con un poco de resentimiento, se suponía que tenía que hacer dieta—. ¿Seguro...?

—Sí, vamos, quiero torta de chocolate, o de vainilla, ¡o las dos!

A pesar que la pregunta había sido para si mismo pudo sentir ya luego la emoción con la que hablaba el omega que le incentivó a entrar.

—Vamos, entonces —JiHoon le sonrió y entró dando pequeños saltitos—Y hace unos días apenas y me hablaba...

Estaba claramente soprendido por el cambio de actitud del rubio, pero no iba a negar que, en cierta parte, le gustaba.

—¿Tú cuál quieres? —tenía una carta que contenía todas las tortas —, aunque solo deberíamos pedir unas rebanadas, ¿no?

—Si, creo que sí —veía la pequeña sonrisa y los ojos brillando del rubio, él sonrió también—. Parece que hace tiempo que no comes torta.

—Dos años —soltó, mientras le daba las órdenes a la chica que les atendía—, hace dos años que no como torta.

Hice una mueca un poco triste, que tan pronto como sentí que diversos olores empezaban a llegar él, se le desvanció la tristeza.

—¿¡Te vas a comer todo eso!? —SoonYoung abrió sus ojos en demasía mientras veía las diez tajadas de tortas.

—Si, pero tú estás pagando así que al menos come una —señaló las tortas.

«Es un descarado», pensó el alfa.

—Está bien —suspiró, al fin y al cabo el le había invitado a ir a desayunar, así que tenía que asumir la responsabilidad.

Los dos comieron lo que restaba de la comida, especialmente el menor, se veía satisfecho y completamente feliz, como un niño que recibía su primer juguete.

—Es hora de irnos —SoonYoung comentó, el omega se paró y agradeció la comida—. Realmente comes mucho.

—No hay que desperdiciar la comida —asintió lleno, ambos se sonrieron yéndose al trabajo.

Habían conducido hasta el pequeño edificio, si bien habían desayunado el omega no estaba llegando nada tarde al trabajo, de hecho, aún podría decirse que era temprano.

—Adiós —se despidió el rubio antes de subir al establecimiento. SoonYoung esperaba a WonWoo que estaba avisando que estaba por bajar.

—Kwon, tengo listo los papeles que pediste, tienes que hablar con MinGyu para extender más la empresa y pueda trabajar más gente —le entregó los papeles, SoonYoung le dio una rápida leída y aceptó en un murmuro.

—¿Desde cuando le llamas MinGyu? ¿No era señor Kim? —sus cejas subieron insinuándole algo al omega.

—Me dijo que lo llame así, además, ¿eso te importa? —

—¿Será que el amargado omega que tengo por amigo se está enamorando? —SoonYoung murmuró para si mismo, WonWoo le pegó en la cabeza.

—Estoy acá idiota —lo miro mal.

—Lo sé —y se adentró al auto.

—Lo sé —y se adentró al auto

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мιη∂⁩ 𓏲ָ

Ja, It's magical.

Omega en apuros 𓏲ָ  SoonHoon (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora