-Luego, cuando cumplí los 18 me fui de la casa. Una madrugada le dejé una carta a mi madre y me fui, dejando mis pocas pertenencias, junto con lo que yo creía en ese momento que era mi oscuro pasado.
Conocí a un chico. Tenía 20 y más tatuajes que años. Él me enseñó el significado de amar y perder. Resultó una relación abusiva. En la que terminé cubriendo todos los moretones con base. Hasta que dos años después, también me fui. Aún así él es el único recuerdo que tengo de amor- las lágrimas caían por su rostro y observaba las estrellas que empezaban a salir.