Carol.
Hace tiempo que no venía a una cafetería por algo tan simple como un café negro y un pastel de fresa. Hoy quedé en tener una especie de comida con Jhoath, sin embargo, llegué más temprano de la hora, por lo que me entretuve dibujando en mi libreta. Al mirar afuera, vi a una pareja joven conversar, donde el chico parecía consolar a su novia, porque limpió sus lágrimas con sus pulgares.
Eso me hizo recordar los momentos que tuve ayer con Yoongi, de hecho, estoy plasmando un dibujo de ello, exactamente, el momento en que recargó su frente de la mía, tranquilizándome más de lo que esperaba. No sé si ya lo he dicho, peor lo cursi no es lo mío, me parece innecesario y hasta tonto, pero debo confesar que lo que sucedió ayer, conmovió a mi corazón de una manera que no creí posible.
La música de Yoongi logra desatar millones de sentimientos y emociones en mí, pero esa pieza, esa pieza que interpretó ayer, fue como una daga clavada directamente a mi corazón. No le he dado pistas concretas de mi vida y mi tormento, así que, ¿cómo pudo verlo tan claramente? Uno de mis dedos comienza a jugar con mi cabello, enredando un mechón en él, pensando en alguna respuesta.
Se conectó tan bien con mi alma, que me asusté, y contrario a lo que pensé que haría, que sería cerrarme de inmediato a cualquier aclaración o duda, me abrí como un libro. No dije mucho, pero si lo necesario para causar curiosidad de mis crudas palabras. ¿Qué hizo él? Hizo esta maldita cosa dulce de abrazarme y sentir que estaba conmigo. Sus manos eran tan cálidas, su aura tan suave, tan calmante, que incluso la picazón que sentía en mi cicatriz, se fue.
Fueron momentos extraños y placenteros, y como siempre, él dejó en claro que no iba a presionarme, incluso, cuando estábamos comiendo, habló de otros temas, ignoró lo que sucedió por completo. No preguntó nada, no cuestionó nada, sólo se quedó ahí, con esas piezas incompletas, con esas verdades a medias, sonriendo y mostrándome su música.
Resoplé un poco abrumada. Ah, él es muy dulce, considerado y tierno, algo que conmueve mi corazón, pero que no voy a admitir en su rostro, mientras exista algo de cordura en mí. Ay, Min Yoongi, ¿cuándo vas a dejar de sorprenderme de ese modo? ¿Por qué no eres la clase de hombre que sólo quiere una cosa y se va? ¿Por qué parece que esperas algo más profundo de mí?
–Hola, perdón por el retraso –dijo Jhoath, llamando mi atención.
–¿Por qué dices eso? –pregunté, dejando de jugar con mi cabello, como si fuera una colegiala.
–Porque ya ordenaste –señaló mi pequeño desayuno.
–Sólo llegué más temprano, no te preocupes.
–Ah, ya me había asustado–suspiró, sentándose a mi lado.
–¿Y tú acompañante? –le recordé, pues me había enviado un mensaje, diciendo que iba a traer a alguien.
No me negué, al fin y al cabo, no íbamos a hacer una escena donde nos contaríamos intimidades, y por lo que tengo entendido, se había reunido con ella antes, y como no conoce Corea ni habla el dialecto, decidió ser algo así como su guía.
–Fue al baño, creo que esta algo acalorada.
–De acuerdo... –murmuré, porque creí entenderlo en un doble sentido, pero quien sabe, tal vez estoy alucinando.
–Veo que aun te gusta el café negro –señaló mi taza.
–Vicios son vicios.
–Ah, y tu nuevo vicio es Yoongi, ¿verdad? –insinuó juguetonamente.
–Como si fuera a afirmar eso –me burlé, continuando con mi dibujo.
–Lo siento –dijo una voz suave en inglés, llamando mi atención –, necesitaba un momento para recomponerme, no esperaba una reunión así. Jhoath, a la próxima deberías de avisarme –acusó a la niña.
ESTÁS LEYENDO
Love Sonets (Libro 2 de la Saga Legionary)
FanficMin Yoongi era de los abogados más respetados y admirados en toda Corea. Su fama y reputación la alcanzó gracias a su esfuerzo, dedicación y entrega, haciéndolo uno de los hombres más temidos a la hora de entrar a un juzgado, ya que él nunca perdía...