Love Sonets (Libro 2 de la Saga Legionary)

Capítulo 25. Desorientación. Parte 1.

Carol.

¿Una palabra que describa a Min Yoongi? No existe, pero hay una que se le acerca: Pasión.

No puedo dejar de pensar en los momentos llenos de pasión que vivimos en mie estudio, y posterior a ello, en mi habitación. Veo pintura en el suelo, algunas paredes con manchas y ropa en el suelo, evidencia de lo que vivimos ayer. Seguí con la idea de volverlo un lienzo, y créanme, ese cuerpo es digno de una escultura.

Su torso no es muy marcado, pero si lo suficiente para ver unas ligeras líneas que marcan sus oblicuos, y sus brazos, una mano mía no alcanza para rodearlos por completo. Sólo nos quitamos las prendas de arriba, en mi caso, sólo quedando en sujetador, pero juro que nadie me había hecho sentir tanta pasión, calor y éxtasis como él, y sólo con caricias y besos.

Poco me importó manchar las sabanas de mi cama, sólo quería seguir experimentando, viviendo y consumiéndome. Son las cinco de la mañana, hora en la que normalmente me despierto para pintar, más por costumbre que por cumplir con un horario. Ignoré la leve desnudez de mi cuerpo, colocándome una bata de seda que ni siquiera abroché, por lo que se veía parte de mi sujetador y algunas cicatrices.

¿Le importó a Yoongi esas marcas? Su atención fue sólo para besarlas, como si quisiera eliminar todo rastro de negatividad con ellas en esa acción, justo como hizo con la que está en mi clavícula. No sabía que una cicatriz podía generar tal placer, pero ahora lo sé. Mordí mi labio cerrando los ojos ante el estremecimiento que sentí en mi cuerpo.

Muero por vivir más momentos como ese, momento que reflejo en un dibujo, ocupando lápiz y carboncillo, ya que mis pinturas se encuentran agotadas por el momento. Yoongi está cargándome, recargando mi espalda en la pared, besando mi cuello y acariciando mi cintura, mientras que me aferró a su cuello y jadeo, presa del éxtasis y placer que me hace sentir.

Hay tanta pasión aun cuando hay prendas de por medio, hay tanto placer aun cuando es un dibujo, que siento un leve cosquilleo en mi vientre. Tentaciones, tentaciones, pero lo confieso, me encantan. Unos brazos rodean mi cintura, siento una presión en mi espalda y una respiración en mi cuello que me hace sonreír.

–¿Inspirada? –murmuró Yoongi, escondiendo su rostro en mi hombro.

–Bastante, tengo imágenes similares a esa en mi cabeza, pero temó que serán en blanco y negro, mis pinturas escasean –respondí de manera juguetona.

–Prometo reponerlas, si me respondes algo.

–¿Qué?

–¿Soy tu musa? –reí ante su pregunta.

–No sería muy normal decirte de ese modo, pero sí, eres algo parecido a ello.

–Uhm, yo sí puedo llamarte de ese modo –se jactó con orgullo.

–He notado que me has llamado así. ¿Te inspiro de algún modo?

–Bastante –susurró, mordiendo mi hombro, haciéndome jadear por su acción –. Me has hecho componer tanto, que incluso mi mano se ha llegado a acalambrar.

–Me siento halagada. ¿Tendré una mención especial en esa canción?

–Por supuesto, pero será en dos álbumes, porque hice dos.

–Soy muy afortunada –susurré, sintiendo otro mordisco en mi hombro, mientras sus manos se paseaban por mi vientre desnudo.

Maldita sea, este hombre es un peligro mortal.

–Te diría en cuales aspectos, pero necesito una ducha, no puedo ir a ver a Jin de este modo –curiosa de mi obra maestra, giré a verlo, notando manchas y marcas e pintura en su pecho, abdomen, brazos, incluso su cabello y cuello. Puede decirse, que estuve en todas partes.