« another love »

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-¡Hola! Es primera vez que escribo de este ship tan lindo, que emoción :')
Espero que les gusten estos one-shots <3.

—o—

" I wanna sing a song that'd be just ours
But I sang 'em all to another heart
And I wanna cry, I wanna fall in love
But all my tears have been used up
On another love

—o—

En aquel entonces, tú eras la diosa más hablada en todo el Purgatorio y el Reino Celestial, ya hubiera sido por tu exuberante belleza o tus impresionantes habilidades en el campo de batalla, que debo admitir, podían rivalizar con las mías. Estabas en boca de todos, incluso en la mis compañeros y subordinados, y eso llamó mi atención lo suficiente como para querer conocer a la única hija de la Diosa Suprema.

Te llamaban "La Sanguinaria Ellie". Puede que aquel sobrenombre fuera un tanto estrafalario, pero yo sólo le temía a mi reflejo. Ni siquiera mi padre me intimidaba como antes.

Yo estaba en la cima del mundo.

En aquel entonces yo era el heredero principal al trono del Rey Demonio, Capitán de los Diez Mandamientos y el demonio más despiadado que podías encontrar en todos los alrededores dentro y fuera del Inframundo. Temido como ningún otro, tan sólo la mención de mi nombre causaba inquietud entre los cinco grandes clanes, y mi presencia bastaba para hacer huir despavoridos a mis enemigos en el campo de batalla.

Siendo honesto, esperaba que tú también huyeras; que una vez tus compañeros mencionaran mi nombre en la batalla y me vieras descendiendo allí junto a Derieri y Monspeet una expresión de horror absoluto surcaría tu rostro, darías media vuelta y emprenderías vuelo dando aquello como un caso perdido tal cual las demás cobardes de tu clan que había tenido la dicha de asesinar a sangre fría. Pero no.

No lo hiciste.

Aún sabiendo quién era, qué era la representación hecha persona de la maldad, que tu madre muy probablemente te había enviado al matadero, te acercaste a mí con naturalidad y me saludaste como si me conocieras desde siempre.

Me quedé atónito. Sin saber si habías enloquecido o si sólo eras muy tonta como para acercarte directamente a mí.

En aquel entonces; tú y yo éramos enemigos jurados por naturaleza.

Me miraste a los ojos, y me pediste con amabilidad que si podía retirar mis tropas lo antes posible para evitar un conflicto innecesario; fue ahí donde supe que entre tú y yo, habían mil mundos de diferencia. Por supuesto que no lo hice, ni loco iba a obedecer a una Diosa. Y ahí fue donde descubrí el porqué de tu mala fama. El campo de batalla, del cual yo solía hacer que la tierra cobrara un tono carmesí por días, fue tuyo. Presencié la casi completa masacre de mis tropas a manos tuyas, y los pocos infelices que quedaban me rogaron que abandonara aquella locura. Fue muy lamentable quedarme con las ganas de combatir contigo, pero debía dejarlo para otra ocasión.

Estaba impresionado, no lo voy a negar. Habían muy pocos del Clan de las Diosas con semejante nivel de no ser por los Arcángeles, pero claro está, eras la hija de la Deidad Suprema, era de esperarse.

De ahí en adelante, fuimos encontrándonos por casualidad en batallas consiguientes a aquel fortuito encuentro nuestro, y tuve el placer finalmente de pelear contigo. No salí muy bien parado y tú tampoco saliste del todo ilesa, todos nos miraban intercambiar ataques con expectación. Fuiste una contrincante demasiado competente para mi gusto, aunque había tenido peores rachas que aquella.

Los bailes que se hacían a cada rato para disimular los rencores entre tu clan y el mío mejoraron un poco nuestra relación. Al principio fue un dolor de cabeza socializar contigo, teniendo en cuenta que yo no tenía amistades ni algo que se asemejara; podía decirse que estaba solo. Incluso así, una vez me acostumbré al sonido de tu melodiosa risa y lo cálido de tu mirada, me fue imposible el siquiera pensar en no volverte a ver.

One Shots; MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora