¡Feliz año nuevo! Empezamos este 2024 con este lindo one-shot inspirado en una escena de Cursed by Light, yeiii. Para el que no recuerde, en dicha escena del inicio, Meliodas y Elizabeth narran una serie de sucesos que acontecieron en un lugar, y yo, su humilde servidora, traté de recrear lo más fielmente a su relato aquella situación, díganme en comentarios que tal les pareció <3
Sin más, nos leemos abajo para un anuncio muy importante que les tengo que hacer jsjsj.—o—
—serendipia: hallazgo o descubrimiento valioso que se produce de manera accidental o casual.
—o—
Pocas cosas echaba de menos de su vida en el Reino Demoníaco. Sin embargo, Meliodas tenía que admitir que la comodidad de la que gozaba como príncipe heredero era algo que extrañaba a veces. La vida como humano, además de aburrida, solía ser bastante austera y limitada. Le era difícil creer que hubo una época donde vestirse con las más exquisitas telas y ver joyas preciosas desperdiciadas por doquier fue una rutina que llevó hasta el hartazgo.
En realidad no le tomó mucho tiempo acomodarse a esa nueva realidad: si quería vivir en sociedad y dejar de ser un nómada huraño, debía comportarse como humano. Decirle adiós a su marca demoníaca y limitar su fuerza, era algo tan extremo como necesario por dos simples razones que aprendió de tirón: la primera es que al verla, Elizabeth muy probablemente desencadenaría su maldición y moriría, y la última pero menos trágica: los humanos se asustaban y huían despavoridos al verla. Por tanto, estaba mejor oculta para evitar malentendidos y explicaciones de más. Así, pasaría como un muchacho cualquiera, con un poco más de fuerza de lo habitual, pero nada especial como para no ser considerado humano. Y lo ha llevado bien hasta ahora, eso de pretender ser uno más de la multitud, el anonimato a la larga tenía su propio encanto. Había vagado ya por buena parte de la inmensa Britannia y contaba en su amplio currículum con una vasta variedad de trabajos hasta la fecha.
De algo hay que vivir, había adoptado como mantra cuando el hambre apretaba y no quedaban trabajos decorosos por hacer. Entonces tocaba desempolvar aquella parte suya que poco estimaba, y Meliodas no tenía otra opción que dejar que sus más primitivos instintos vieran la luz de la luna por una noche para poder él subsistir. De cualquier manera, aquellas objeciones quisquillosas desaparecían cuando se hallaba frente a sí un plato de comida caliente y un lugar ameno donde pasar la noche.
El último de sus oficios —y el actual—, le había permitido hasta ahora vivir más cómodamente que los anteriores, por un precio bastante razonable: nada más y nada menos que sus habilidades. No era su trabajo soñado, pero de algo hay que vivir y ciertamente desperdiciar el talento innato que poseía para la violencia lo único que le había generado eran pérdidas. Así que tras consultarlo incontables noches con la almohada, decidió ofertar sus servicios al público. Era eso o la prostitución, y le temía demasiado al mal genio de Elizabeth como para arriesgarse a lo último.
Meliodas no sabría muy bien cómo describirlo, o quizás sí, solo que ha procurado siempre adornarlo para que no sonase tan agresivo. En resumidas palabras, hacía el trabajo sucio de otras personas que eran demasiado poderosas como para manchar su impecable imagen. Nada que distara mucho de su labor como antiguo heredero del Rey Demonio. Decir que su padre lo utilizó como mercenario no lo llenaba de orgullo, pero no existía definición más exacta que aquella para simplificar la relación con su progenitor. Aún así, Meliodas fue hijo, y despreciaba a todo padre que osara tratar a su descendencia como algo desechable.
Y también odiaba a los tacaños.
—Entonces, muchacho, ¿irás? La paga es buena y el trabajo es sencillo para alguien como tú— Meliodas ciertamente no gozaba de la beneficiosa y muy necesaria virtud de la paciencia, y aunque lo intentaba, aquel hombre en realidad se estaba esforzando en sacarlo de sus casillas con aquel tono de superioridad.
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One Shots; Melizabeth
Hayran Kurgu❝ Y te amo, te amo y te vuelvo a amar a pesar de qué tan turbio sea nuestro pasado, qué tan frustrante nuestro presente y qué tan incierto pueda llegar a ser nuestro futuro: porque mi amor por ti desconoce los límites; porque mi amor por ti solo sab...