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—o—

" I see the devil at my door
I see the future of the ones that I've ignored
I guess I was born to be at war
but my love I won't give up
so my love please don't give up

—o—

—drabble; Liz.

—o—

El tiempo lo había convertido en un incrédulo por excelencia. Y se había dicho que era mejor así, que sus momentos de paz aparte de escasos, eran efímeros y la mayoría del tiempo, perdían el encanto cuando la fuente de los mismos se secaba de repente. Ella, como la calma que siempre traía consigo, también era temporal.

A veces creía que en verdad lo merecía: por él, por su egoísmo de permitirse quererla, por la sangre invisible de la cual sus manos estaban aún manchadas. Era su propio infierno personal, su propio Purgatorio del que jamás saldría sin importar si se había redimido o no.

Cuando la oscuridad de la noche embargaba todos sus alrededores y el insomnio se recostaba en el otro lado de su cama, le gustaba pensar en que se sentiría intercambiar lugares con Elizabeth. Sus pensamientos vagaban y en uno de esos momentos dónde llegó a tocar fondo, envidió como ella "descansaba" y se le ofrecía un escape temporal a toda aquella locura que nunca parecía detenerse. Sin embargo, aquel pensamiento le produjo una arcada al instante de pasar por su mente. Porque Elizabeth no obtenía calma. Elizabeth no obtenía descanso.

Elizabeth moría. Y eso no era menos castigo.

Pero la muerte parecía tan tentadora y la había codiciado tanto, tanto después de tres milenios de agonía constante que daría lo que fuera por morir de una maldita vez y hacerlo de verdad. Nada de su padre recibiéndolo con sorna y sarcasmos para arrebatarle poco a poco la escasa capacidad que de por sí tenía para disfrutar aquel sinsentido que se hacía llamar vida y que sólo sentía como tal cuando su presencia lo arrullaba en las noches lluviosas.

Su siguiente refugio fue Danafor, un reino próspero en pleno apogeo que lo recibió con los brazos abiertos y que decidió que sería su siguiente "hogar". Dos años allí bastaron para que se convirtiera en una especie de celebridad local, era, después de todo, el Gran Caballero Sagrado y poco a poco se ganó la confianza y la admiración de sus subordinados y gran parte del reino. Danafor era tranquilo, con veranos cálidos e inviernos moderados, no atacaban a nadie, sin embargo, ellos sí estaban en la mira de todos los demás.

Fue una tarde lluviosa cuando una emboscada por parte de un reino enemigo lo llevó a su encuentro nuevamente. Supieron sobrellevarlo, por supuesto, pero cuando sus compañeros capturaron a una de las rebeldes y sus ojos azules conectaron con los suyos, su corazón casi se detuvo. La paz que halló en su soledad había llegado a su fin. La querían sentenciar a muerte, y él, aún sabiendo que estaba abusando de su cargo, la libró de su condena y se dijo a sí mismo de protegerla a cualquier costo. Mientras él estuviera vivo, nadie en Danafor le pondría un dedo encima.

Esta vez, se presentó como Liz. Su carácter desconfiado y receloso y sus maneras toscas debido a su vida como esclava, no le supuso un problema. Liz tenía fuego en su mirada y en sus cabellos rojizos que le recordaban al atardecer. Meliodas nunca fue un admirador de estos, pero quizás y sólo quizás, al verla halla cambiado de parecer.

La convivencia fue tormentosa las primeras semanas, Liz era un torbellino de emociones y chocaban constantemente, Meliodas a veces cree que eso fue lo que lo enamoró más. Y de repente, sintió como si Danafor fuera de verdad su hogar, y como el ingenuo que era, se permitió disfrutar de la sensación de pertenencia y de ella. El tiempo se sintió pasar como un parpadeo y antes de percatarse, ya ella era suya y él de ella. Como estaba destinado a ser, fuera efímero o no.

Liz lo convirtió en un adicto a la rutina: desayunar juntos en silencio porque Meliodas no tardó en aprender que ella tenía un carácter aún más problemático en las mañanas, besarla antes de salir de casa incluso cuando trabajaban juntos, llegar en la tarde, cenar sin mucha espera y luego hacer el amor hasta caer rendidos en la cama y repetir todo aquello una y otra vez. Liz era su costumbre, su refugio y todo lo que estaba bien, un pequeño respiro de calma que Meliodas creyó en un inicio sería más dolor, pero entonces no lo fue y le agradeció a todos las deidades habidas y por haber por ello.

No recordaba amar tan intensamente a una desde la primera. Ella tenía razón, si nunca la hubiera conocido, no se hubiera dado la oportunidad de disfrutar la tranquilidad de aquellos días con ella.

La veía en los atardeceres, cálidos y hermosos, toda una vista para disfrutar. La veía en el cielo que juraba no era tan azul como sus ojos. Sentía su esencia en las tempestades, cuando el cielo se nublaba y luego salía el arcoíris. Escuchaba su voz en todas las canciones de amor. Y Meliodas deseó con todas sus fuerzas que ella fuera la última.

Liz era atardecer, cálido y lleno de colores, sólo que el ocaso siempre solía dar paso a la noche que traía consigo la oscuridad. Y él no tomó eso en cuenta.

También es una tarde lluviosa cuando la pierde, como la primera y como a todas y Meliodas sabe que nadie en el mundo va a odiarlo más de lo que él ya se odia a sí mismo. Debía haber sido por la hora del atardecer, pero llovía y él sólo veía gris y desesperación. Ya no habían colores cálidos y Liz riendo con su cabello rojo despeinado.

Después del atardecer llegaba la noche, él era la noche. La oscuridad lo rodea y simplemente no lo acepta. No podía ser el final cuando esa misma mañana la besó antes de irse juntos al trabajo y anoche todo había estado bien. Pero lo era y de repente vuelve a ser un incrédulo. Jamás se le daría descanso a su alma. Y entre la destrucción que él ocasionó por su pérdida y la lluvia aún cayendo a cántaros, los sollozos de un bebé llegan a sus oídos. Meliodas ni siquiera necesita pensarlo dos veces para saber a quién pertenece el llanto desamparado.

Aquel no podía ser el final y definitivamente no lo era, pero en realidad deseó que lo fuera.

—o—

Angst por aquí, angst por allá ?)
En serio, el calvario que pasó Meliodas con Liz hasta a mí me deprime y decidí desahogarme un poco en lo que termino de escribir el otro One-Shot que tengo preparado que es mucho más largo :), espero que les haya gustado leer este corto tanto como a mí escribirlo. <3
No olviden votar y comentar qué les pareció, siempre me alegra el día saberlo uwur.

isa🌸.

One Shots; MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora