Jessica

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Los señores Oliver veían a su pequeña jugar dentro de su nueva cuna, había organizado a todos sus peluches en las esquinas, les estaba preparando la comida, unas galletas con chispas de chocolate y leche de fresa, le sirvió a cada uno en su plato. Decidieron acercarse para ver si los dejaba participar en su pequeña reunión, esta acepto, pero les pidió que no se sentaran en la mecedora, porque podrían romperla, por lo que se acomodaron en un par de sillas que venían con la mesa de centro.

El festejo se vio interrumpido por una llamada, la señora Oliver estaba esperando noticias del hospital, era normal que hasta en sus días libres tuviera que lidiar con los problemas de los residentes, no eran capaces de manejarse, en especial los de nuevo ingreso, cuando llegaba la hora de entregar turno, porque a veces las cosas no salían tal cual lo esperado y se hacía necesario alargar el tiempo de ronda, pacientes que llegaban de improvisto, o problemas con los que se encontraban en habitación, no todos cooperaban.

En medio de la conversación se escuchó un pitido de fondo en el teléfono, alguien estaba llamando, así que le colgó a uno de los residentes y atendió la otra línea, era para su esposo, la oficina de seguros necesitaba comunicarse urgentemente con él, uno de sus clientes solicitaba que le extendieran el plazo para pagar su deuda, el veredicto final recaía en él, así que debía tomar una decisión rápida, porque ya no quedaba más tiempo y estaban ejerciendo demasiada presión.

De repente, el cable se fundió, aún no había podido decir nada, así que el hombre corrió al primer piso a buscar el otro teléfono, pero este tampoco servía. Ambos se desesperaron, tenían que actuar rápido, o podrían perder sus trabajos. Le pidieron el favor a la vecina si les podía prestar el teléfono solo por un momento, y que les disculpara por molestar a esas horas, pero hubo un estallido y un cable de alta tensión cayó al suelo, dejando a todo el sector sin energía, y por consiguiente, no se podían hacer llamadas.

- Bien hecho Jessica, no volverán a dejarte atrás.

- No era mi intensión.

- Fue su culpa, si yo fuera ellos no me hubiese ido de tu fiesta, además, mira está muy rica la leche de fresa- le dio un sorbo- No te preocupes, todo está bien.

- ¿Eres mi amiga imaginaria o algo así?

- Soy tan real, como tú- se sirvió más leche- Pero claro que podemos ser amigas, si es que tú quieres.

- Entonces ¿por qué no movemos los labios para hablar?

- Porque es lo que las personas especiales hacemos, y si quieres puedo mostrarte que otras cosas somos capaces de hacer, solo tienes que venir conmigo, ellos no lo van a notar, están siempre trabajando, es como si no existieras- tomó una galleta- Es una pena.

- No lo sé, no me siento lista aún, tal vez en otro momento.

- Volveré, nos vemos otro día.

- Volveré, nos vemos otro día

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ILUMINA ①Donde viven las historias. Descúbrelo ahora