Teasing: Part 1

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Él tenía rato ya que venía por aquí. Es amigo de Javier, el ligue más reciente de Carla.
Lo había visto antes ya, siempre a las prisas. Nunca nos presentamos ni nos saludábamos formalmente.
Un día volví mucho antes del trabajo de lo esperado, y los tres estaban ahí.

—¿No tenías trabajo hoy? — Preguntó Carla

—Sí, pero Antonio me dio el día — Mi jefe

— ¿Migraña?

—Terrible — Contesté


Me quedé ahí parada, sin saber si debía saludar o retirarme sin más.
Él me miró.


—Creo que no nos habían presentado, soy Eric —Y me tendió la mano

—Hola, Eric —Tomé su mano, firme y gentil a la vez

—Ella es Mar, por cierto —Gritó Carla y se rio mientras Javier y ella se metían en su cuarto


Más vergüenza no pude haber sentido.


—Mar, hola —Y me sonrió. La forma en que mi nombre salía de su boca me hizo querer escucharlo mil veces más. Sonreí.

—Hola —Reí y bajé la mirada, podía sentir el calor en la cara.

Qué vergüenza.

Me di cuenta de que todavía sostenía mi mano.

—Así que migraña, ¿eh? —Tiró de mi mano suavemente y me guio al sillón

—Sí, sí —Qué tonta— desde pequeña la he padecido

—Qué mal, ¿Habrá algo que te quite el dolor? —Eric jugaba con mis dedos. Los acariciaba suavemente, casi imperceptible, y no me quitaba los ojos de encima.

—Dormir, generalmente —Respuesta más tonta no hay, no existe

—Ya —Soltó mi mano


La cagué. La cagué. La cagué.


—¿Algo de tomar? —se levantó— Digo, es tu casa, pero tú déjate querer —La forma en que me miraba, su mirada desde arriba me hizo pensar cosas tan imprudentes en ese momento

—Un café estaría bien, gracias

—Café será —Y me sonrió antes de voltearse.


No sé qué tenía, lo había visto un montón de veces y nunca me había atraído.


Pasaron varios días y no lo volví a ver, hasta el martes pasado.


Caía una tormenta terrible, Carla no estaba porque se fue de viaje con Javier.

Yo traía un top deportivo y short, y encima una sudadera. Estaba preparándome un café cuando sonó el timbre.


Era Eric.


Estaba mojado. Qué digo mojado, súper empapado, toda su ropa pegada a su piel. Podía ver cada uno de sus músculos, desde su cuello, su pecho, su abdomen, sus brazos.


—¿Saliste a tomar una ducha?— Esa camisa blanca le quedaba

—Sí, pero me olvidé el champú —Se rio. Y nos quedamos mirando, hasta que me di cuenta de que él seguía afuera mojándose

—¿Quieres pasar? —Le dije, y me hice a un lado. Pero qué tonta, claro que iba a querer pasar

—Ven, te traeré una toalla

—Gracias —Me dijo, y me siguió hasta el baño

—Tú quítate la ropa, ahor...

—¿Te estás aprovechando de mí? —Me miró directo a los ojos y pude sentir el calor en mi cara. Levantó una ceja y me sonrió.

—No, no, no, o sea, tú, ah, tú —Buen momento para tartamudear, Mar.

—Sólo juego contigo, Mar —Sonrió de nuevo y se dio la vuelta. Se quitó la camisa y salí corriendo.


Oh por Dios. Oh por Dios. ¿Cómo se puede ser tan sensual?


Me tomé dos minutos para que mi respiración volviera a su estado natural, tomé la toalla y me dirigí al baño.

Supongo que no me puse a pensar, que Eric se quitaría toda la ropa. Digo, a fin de cuentas, estaba todo empapado. Cuando abrí la puerta del baño, Eric estaba de espaldas a mí, exprimiendo su ropa en la ducha.

Y estaba completamente desnudo.

Des-nu-do.

En mi baño.

Estaba ahí parada, admirando su perfección, cuando de repente me miró. Entré en pánico.


—¿Te vas a quedar ahí? —Levanto una ceja de nuevo

—Perdón, ah, yo —Lo miré, y desvié la mirada —Yo no sabía —Y me tapé los ojos —Perdón, aquí está tu toalla —Y le tendí la mano, para que pudiera tomar la toalla.

Eric la tomó de mi mano.

Más bien, Eric tomó mi mano.

La tomó y me jaló hacia él, nada brusco, sólo lo suficientemente fuerte para atraerme hacia su pecho.


—Me acuerdo de la primera vez que te vi


Me dijo, tiró la toalla y se acercó a mí oído

— Llevabas puestos unos shorts negros y una blusa gris


Puso mi mano en su cuello y me tomó de la cintura

—No pude dejar de pensar en ti


Caminamos hacia la pared, yo aún cubría mis ojos. Mi respiración se hacía más pesada cada vez


—Pensaba en ti todo el día, soñaba contigo


Una vez teniéndome contra la pared, puso su otra mano en mi nuca, y comenzó a besar mi cuello.


—Imaginaba poder besarte, tocarte


Cada palabra, un beso más. Pude sentir su erección en mi abdomen.


—Pero tú nunca mostraste interés, Mar.


Se dejó para verme la cara, me quito la mano de los ojos y me obligó a mirar a los suyos

—¿Es que no te gusto?


Me quedé callada. Me tenía hipnotizada.


—¿No soy suficiente para ti?


Acercó sus labios a los míos y pude sentir como estos se rozaban, su respiración caliente.


—¿Qué tengo que hacer...


Hazme tuya.

Comenzó a besarme el cuello y a bajar hacia mis pechos.


—...para que tú, Mar...


Por favor.

Levantó mi sudadera y continuó bajando, besando mi abdomen, marcando el camino con su lengua.


—...me hagas caso, por fin?

Estaba de rodillas ante mí. Introdujo sus dedos en el elástico de mis shorts. Besaba la parte interna de mis muslos, ahora yo estaba mojada.

Puse mis manos en su pelo y me recargué lo más que pude en la pared.

Pasó sus dedos por mis piernas, lentamente, jugando conmigo. Subió acariciándome hasta mis pechos mientras seguía besando mis muslos, cada vez más cerca de donde más lo necesitaba.

Volvió a hacer eso de estirar el elástico de mis shorts. Y me miró. Lleno de lujuria, de pasión, esperando a que yo, le diera permiso de continuar.

Yo...
Yo hubiera ido hasta marte si Eric me lo hubiera pedido en ese momento.

Su mano bajaba lentamente por mi abdomen y gemí. Casi imperceptible. Casi, porque fue todo lo que Eric necesitó para continuar.


Bajó mis shorts despacio, de una manera muy, muy sensual.


—Mmmm —gimió sobre mi piel— ¿Sin ropa interior?


Antes de que pudiera decir cualquier cosa,estaba de pie con mi cara entre sus manos y mi lengua enredada en la suya.

El Placer De Leer (+18 hot stories)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora