Teasing: Parte 3

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A penas llegamos a mí habitación, Eric me tomó de la cintura y me besó. Pasó su mano por mi nuca y me tomó firmemente mientras su lengua bailaba en la mía.

Sentía su pene erecto en mi abdomen y una sensación eléctrica recorría mi cuerpo al pensar tenerlo dentro. Sus manos pasaron de mi nuca a mis pechos, mis manos se aferraban alrededor de su cuello como si se me fuera a ir. Me costaba respirar, me moría de ganas de ser suya. ¿o ya lo era? Fue bajando de mis pechos a mis nalgas, solo para levantarme y aferrarme a su cadera de nuevo.

Caminó hacia mi cama y me recostó suavemente, lo vi alejarse y abrir uno de mis cajones como si supiera justo el lugar donde guardaba los condones.

Se colocó uno sin dejar de mirarme y en un segundo nos estábamos besando de nuevo, sus manos recorrían mi cuerpo entero, tratando de recordar cada parte de él. Yo acariciaba su pecho y su espalda con ansias de más.

Entre besos y caricias, su lengua fue marcando su camino hacia abajo, el tacto de su piel recorriendo mis muslos, sus labios besando mi abdomen, su respiración caliente sobre mi piel y sus gemidos no hicieron mas que aumentar la ansiedad por tenerlo dentro de mí.

Entre gemidos logré decir su nombre y él me contestó con un gemido.

—Eric, te necesito ya

Sentí sus labios recorrer la cara interna de mis muslos, pasando de uno a otro, deteniéndose justo en la ingle. Yo sabía de sus intenciones, pero no podía esperar más.

—Eh-Eric

Finos besos sobre mi vulva, lentos, una completa tortura. No pude hacer más que gemir y eso pareció alentar a Eric.

Pude sentir su lengua abriéndose paso de abajo hacia arriba, metiéndose entre mis labios mayores, llegando hasta mi clítoris. Las pequeñas lengüetadas fueron aumentando en intensidad y velocidad, sus dedos separaron mis labios para tener más espacio y parecía lobo hambriento. Lamía, acariciaba, besaba y succionaba mi clítoris de una forma que me estaba volviendo loca.

Mis dedos entre su cabello, mis ojos cerrados del placer, mis piernas descansaban en sus hombros y mi boca permanecía entreabierta dejando salir gemidos que ahora eran imposibles de calmar.

—Dios, Eric

Eric gemía mientras me comía completa, mi cuerpo me pedía dejarse llevar y entregarse a un segundo orgasmo, pero yo necesitaba a Eric dentro de mí.

Así que lo separé de su arduo trabajo para satisfacerme y lo acerqué a mi cara, lo besé y me probé a mí misma, una mezcla de sudor de los dos, con el sabor de mis jugos y su saliva.

—Te necesito dentro de mí, Eric —dije mientras lo volvía a besar.

Mis manos recorrieron su pecho y su abdomen hasta llegar a su ingle. Sin dejar de besarlo, tomé su pene y moví mi mano de arriba abajo recorriéndolo entero, un poco sorprendido por mi desesperación Eric no pudo hacer más que gemir, estaba tan sensible.

Confieso que me gustó el pequeño poder que poseía en ese momento, mi mano bajaba por su miembro y cuando volvía a subir Eric gemía, separaba sus labios de los míos por un momento, concentrándose en el placer, tratando de mantener su respiración controlada.

Eric me miró y abrió la boca para decir algo, pero tomé su pene con firmeza y lo coloqué en la entrada de mi vagina. Lo vi cerrar los ojos al contacto y al recargar su frente con la mía, soltó una pequeña risa burlona.

—¿Te cansaste de jugar?

Su voz estaba ronca, entre cortada por las respiraciones aceleradas, más sensual imposible.

—Hazme tuya, Eric

Y me besó el cuello.

—Te quiero dentro de mí

Su pene iba tocando el camino que ya había recorrido su lengua y gemí.

—¿Lo quieres ya?

—Síííí —dije a modo de suspiro

—¿Qué tanto lo quieres?

Sabía que Eric lo deseaba tanto o más que yo, pero no iba a dejar que se terminara así de rápido.

—Pídeme que te coja —Su tono autoritario terminó por completo con mi cordura y quedé completamente a su merced

—Eric, por favor

—Por favor, ¿qué?

—Cógeme, por favor, cógeme duro hasta que no pueda más

—Tus deseos son ordenes —Y dicho esto, coloco su pene en la entrada de mi vagina y lo introdujo lentamente.

Su cara fundida en mi cuello y mis uñas arañando su espalda es la única forma en que se puede describir ese momento. Lo sacó lentamente y lo volvió a meter, besaba mi cuello, mis clavículas, mis pechos.

Con mis piernas alrededor de su cadera, comenzó con un ritmo de mete-saca que nos volvió un mar de gemidos. Eric gruñía con cada embestida y la electricidad volvía a mis entrañas.

—¿Te vas a venir conmigo, Mar? —Susurró en mi oído— Por favor, Mar —Me decía entre gemidos— Necesito que te corras conmigo

La velocidad de las embestidas aumentó y casi descontrolados, estoy segura de que los vecinos nos escucharon. Esta idea sólo me excitaba más, saber que alguien esta escuchando la forma en que Eric me hacía gemir. Sentir su pene entrando y saliendo de mi vagina no pareció suficiente para él, por lo que sus dedos bajaron e hicieron de las suyas en mi clítoris. Subían, bajaban, hacían círculos en él.

—Córrete para mí

Dijo mientras me daba todo de sí, comencé a temblar mientras llegaba al clímax y el cambio de ritmo en sus embestidas me dijeron que también él había llegado. Sentir mi vagina contraerse mientras él estaba dentro de mí y sus dedos jugando conmigo sólo prolongaron mi orgasmo.

Eric salió de mí y su cara bajó directamente a mi vulva, me miró y notó lo sorprendida que estaba.

—Alguien tiene que limpiar este desorden, ¿no?

Me lamió completa, recorrió cada parte de mí y terminamos con un beso apasionado, pero tierno.

Está de sobra decir que caímos rendidos y nos quedamos dormidos.

El Placer De Leer (+18 hot stories)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora