Hysterical Queens [One-Shots]

Freddiekins

-Roger: Uno, dos, tres y...

Le doy el tiempo a mis compañeros para iniciar la canción y ya no recuerdo cuántas veces les he dicho que se podría escuchar mejor un poco más rápido, sobre todo a Freddie. El muy cabeza hueca no se cansa de refutarme todo lo que le digo. Hoy está insoportable y yo no tengo la paciencia suficiente como para aguantar sus exigencias.

-Freddie: ¡Paren! Así no se puede, joder.

-Brian: Freddie, ya estamos algo retrasados. Si seguimos parando no vamos a poder hacer la prueba de sonido completa.

-Freddie: ¿Y crees que no me preocupo? ¡Por supuesto que lo hago! Pero antes muerto que salir a escena con una tonta canción que se escucha mal.

Tomo aire y lo retengo contando hasta tres, tal como me lo enseñó aquella chica española con la que salí hace dos meses, quien para mi suerte es una experta en yoga y armonizó mi noche con unas buenas clases de respiración y relajación.

No sabría qué hacer ahora, seguro ya mi amigo tendría mis preciosas baquetas clavadas en su cabeza, como dos antenas. Pero tiene suerte el desgraciado, porque no me atrevo a gastar otro par de baquetas en algo innecesario, no cuando debo ahorrar para reponer una pieza de mi auto.

-John: ¿Podemos continuar? Necesito hacer unos ajustes al tablero de sonido.

-Freddie: Deacy, te he dicho miles de veces que por ahora te concentres en las pruebas, antes que en un tablero. – su voz dulce y conciliadora hacia John poco a poco se va tornando más y más demandante, algo muy raro sabiendo a quien se dirige.

Ruedo los ojos y doy por finalizada mi intervención en este "intento de prueba de sonido".

Dejo caer las baquetas a un lado de mi asiento y me dispongo a salir, ya hastiado de este espectáculo. Si Freddie amaneció de malas, no estoy para soportar regaños de su parte.

-Brian: Rog, ¿a dónde vas?

El tono de súplica de Brian me detiene a unos centímetros de llegar a la pata del escenario y me preparo para enfrentarlos por última vez, recibiendo al voltearme tres pares de ojos con distintos mensajes: uno con fastidio, el segundo con reproche y el tercero con una ferviente amenaza.

-Roger: No vamos a perder el tiempo en esto, ¿sí? Se hace lo que Freddie diga. – levanto los brazos en son de paz y me dispongo a seguir mi camino, no sin antes recibir un golpe en mi cabeza con un objeto sólido, el cual impacta con fuerza en toda mi coronilla.

-Freddie: ¡Regresas tu trasero aquí ahora mismo, Roger Meddows Taylor!

El grito estridente de Freddie es secundado por un eco que recorre todo el auditorio, llenándolo por completo de su furia absurda.

Por mi parte solo reprimo las ganas de salir corriendo hacia él para tirarlo contra el suelo, porque algo que detesto es que toquen mi cabeza y menos aún con lo que sea que fuera que me lanzó.