Confusion

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Uno, dos, tres

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Uno, dos, tres...

Ya ni sé cuántos tragos me he tomado y si conseguiré salir de esta fiesta sin ser perseguido por una chica claramente emocionada. Me propuse que esta noche estaría lo más sano posible por dos razones: la primera, porque el estúpido de Brian me amenazó con revelar algunos secretos que mejor quisiera guardar, si aparecía ebrio en el hotel como la última noche. Y la segunda, porque Freddie se perdió no sé dónde y ahora debo buscar a John para evitar que mi amigo me mate.

Si Freddie se entera que los dos volvimos a pasarnos de copas más de lo debido (como ha ocurrido varias veces en esta gira) y que en esta oportunidad perdí de vista a John, tal como la ocasión en que casi termina inconsciente en el área de la piscina del hotel; seguro me cuelga de cabeza y desnudo frente a la puerta del aeropuerto. Algo que si se lo propone, quizás lo pueda llegar a hacer.

No es que Deacy necesite una niñera, porque muy adulto y responsable es; pero cuando se pasa de tragos el muy maldito nos hace pasar las de Caín. Porque nunca olvidaré la vergüenza que me hizo pasar con aquella chica que invité a salir y que por desgracia mía, tuve luego que ponerme unas compresas frías en la cara por el terrible golpe que me dio con el tacón de su zapato; y todo por su culpa, por querer dársela de chistosito cuando en realidad me estaba haciendo pasar una de las peores vergüenzas de mi vida.

Su carita de "yo no fui" me hizo perder la cabeza y mi rabia se fue al demonio cuando, como si nada, fue capaz de comentar la anécdota con su asistente y luego corrió como pólvora dentro de nuestro staff.

Lamentablemente para mí la venganza no ha sido todavía consumada, pero juro que en cualquier momento – menos hoy, claro – la realizaré.

-Roger: Es que te mato, John. ¿Dónde estás, carajo?

Estoy por perder la paciencia, ya estoy lo más decentemente mareado como para mantenerme en pie y seguir contando con cuatro rayitas de cordura. Sin embargo, es más mi angustia por querer tomar al bruto de John por el cuello y largarnos de aquí, que estar pendiente si los tragos que tomé fueron una combinación extraña de licores o no.

La música alta no me deja pensar bien y ahora los cuerpos se menean en una danza conjunta, respondiendo al tema que recién comienza a sonar. Y de inmediato la reconozco.

Sabía que iba a ser un hit y estaba orgulloso, sobre todo al ver como los presentes disfrutan con cada compás de la canción, al mismo tiempo que aúllan y tratan de imitar la voz de Freddie que resuena en cada rincón. Pero lo que no sabía es que al esquivar un grupo de chicos muy alborotados, iba a aparecer frente a mí una escena que no esperaba tan temprano.

Una vez escuché a Brian hablar sobre lo misterioso que podría ser John cuando se lo propone, en especial en momentos en donde prefiere mantener la guardia y lanzar sus tan peculiares comentarios, envenenados o no, para romper la tensión del momento o simplemente evitar una riña grupal. Pero en mi cabeza todavía no encajaba como muchos se atreven a decir que nuestro Deacy es el alma callada y tranquila de la banda, cuando en momentos como estos lo logras ver en el estado en que lo encuentro: camisa desabotonada hasta la mitad, lo que descubre parte de su pecho; cabello despeinado, una sonrisa de par en par y tirado en un sillón en una posición no muy cómoda para su cuerpo.

Hysterical Queens [One-Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora