Capítulo 2

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Una vez entro a mi casa y enciendo la luz....
-Hola Lucy- dijo Natsu sonriente y con rasguños.
-Ahh- gritó Lucy como siempre- ¿Que haces en mi casa? le preguntó.
-Nada, solo quería darte esto- dijo Natsu entregándole un papel a Lucy.
-¿Que es? - dijo Lucy mientras le echaba un vistazo.
-Al parecer un trabajo- dijo Natsu comiéndose una manzana.
-A ver que vea.... - leía Lucy.
"Hey Natsu-san, necesito que vengáis a Sabertooth, tenemos un trabajo para que nos ayudéis, Sting
PD: quiero mi revancha".
-Espera Natsu- me giro para hablarle, pero lo veo comiéndose mi comida en lo que le doy una patada en la cara.
Esa noche apenas dormí, maldita carta, no es por nada, pero ir a Sabertooth, aunque es que debo de decirle a Natsu.
Y encima Natsu se quedó dormido y no paraba de roncar, me enfado de pensarlo.

A la mañana siguiente...

Cuando desperté Natsu ya no estaba, cuando llego al gremio, veo a Mira y Le pregunto por Natsu, ella con su impecable sonrisa me dice que esta con Lisanna.
Me dirijo hacia donde están, siempre he pensado se llevan realmente bien, más de lo que nos llevamos nosotros dos.
Ellos están hablando muy tranquilo, pero decido esconderme, ya se que está mal, pero mi curiosidad es muy mala.
Entonces es cuando escucho algo, pero no todo, ya que no logro escuchar muy bien.
-Siempre has sido un poco inmaduro e infatil- le decía Lisanna riendo
-Venga no seas mala- le decía Natsu sonrojado y muy cerca de ella.
Me fui un poco mal de ahí, ya que no soportaba ver lo que estaba viendo.

Pov Natsu

Le dije a Lisanna que tenía que hablar de una cosa, en lo que nos fuimos a la parte atrás del Gremio.
-¿De que quieres hablar Natsu? - me pregunto un tanto extrañada.
-Yo-yo-yo... - tartamudeaba Natsu muy nervioso.
-Venga suéltalo no será tan grave-se acercó, pero estaba muy nervioso y sonrojado.
-Qu-quiero que me ayudes con Lucy- le dije - ¿Lucy, está bien? - se preocupó Lisanna.
-Si, es solo que ella, la veo diferente, no se como explicarlo muy bien, de otra forma- me ruborice al decírselo con la mano derecha en su cabeza.
-Ja ja, sabes, siempre has sido un inmaduro e infantil- se reía.
-Venga ya, no seas mala-me avergonce.
Entonces escuché un ruido detrás de la puerta, me dirigí y no había nadie, pero si me sonaba un olor.

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