.13

9.5K 1.1K 536
                                    

día quince

—rubénn, has estado dos horas en el baño —dije alargando la última letra de su nombre, ya me estaba cabreando un poco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

rubénn, has estado dos horas en el baño —dije alargando la última letra de su nombre, ya me estaba cabreando un poco.

—ya voy saliendo, espera.

no sabía qué era lo que más me enfadaba en esos momentos, el que haya dicho esa frase cuando hace diez minutos me había gritado eso mismo, o que esté escuchando el sonido de un secador de pelo cuando perfectamente podría hacer eso en el comedor y dejarme el baño libre, suspiré, se me hacía tan difícil aguantar actitudes así, porque nunca se baña, y justo cuando lo hace, demora dos putos siglos, es que es para morirse.

abrí la puerta sin pedir permiso o avisar para sacarlo a patadas del único lugar en donde debíamos controlar los tiempos para habitar en este, pero nunca pasó por mi mente el que estuviese semi desnudo, con la toalla enrollándole la cadera.

—buenos días.

madre mía, cuerpo de otaku no tiene. —hola —me limité en cuanto mi hablar, no quería decir algo que no tenía nada que ver con la conversación.

apagó el secador para luego sacudirse el cabello con sus manos, en aquellos seguían habiendo algunas gotas desprendiendo de las puntas, por lo que le ayudó a que estas saltaran a otro sitio. —debes tocar primero, ¿vale?

—¿bien y tú? —negué con mi cabeza mientras sentía mi rostro arder, ya había cometido una idiotez. —digo, está bien, ahora ándate.

esbozó una vaga sonrisa mientras se acercaba a mi, tomó mi rostro con su diestra y sus labios impactaron de forma cálida con mi frente, haciendo tambalear un poco.

soy tan débil.

—debes estar agotado, te haré algo de comer, chiquito.

cerró la puerta luego de irse, yo cuando escuché aquello suspiré intentando calmar los hormigueos de cada centímetro que tocó rubius, mientras lograba a duras penas que mi corazón no se escapase de tantos saltos que estaba haciendo.

me miré en el espejo, frunciendo el ceño al ver mi ojos tan brillosos. —rubén es idiota —dije, viendo como poco a poco, debido al nombramiento del chico a quien amaba, mis mejillas se coloreaban. —pero amo sus idioteces —bajé la vista, para no mirar la sonrisa que se me había formado al recordar el beso que nos dimos con mascarilla. —y eso me convierte también en un idiota.

¿quién de los dos sería más idiota?

¿quién de los dos sería más idiota?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
quarantine ; rubiusplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora