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día diecinueve

estaba a punto de golpearme la cabeza con un sartén al darme cuenta que para los planes era un mierda, llevaba veinte minutos en el sofá con la almohada de mi cama intentando buscar una forma de entrar a la habitación de rubius, pero nada

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estaba a punto de golpearme la cabeza con un sartén al darme cuenta que para los planes era un mierda, llevaba veinte minutos en el sofá con la almohada de mi cama intentando buscar una forma de entrar a la habitación de rubius, pero nada.

—venga, no seas cagón, tú puedes —respiré hondo mientras miraba con determinación el pequeño camino que llevaba hacia la habitación que quería ir, rápidamente recordé la cara de rubius enojado, haciendo que me acojonara de una manera impresionante. —no, no puedo.

no sabía el porqué de que mi mente justo a estas horas pedía que durmiese a un lado de alguien, tal vez porque me daban miedo las cosas paranormales, y según un video que vi de dross el día que dejó rubén la reproducción automática, a las tres de la mañana los demonios podían pasarse libremente por la casa.

—¿por qué prendes la luz?

me sorprendí al escuchar la voz de chico que me aceleraba el corazón muy cerca mío, ahí me di cuenta que por acto involuntario me acerqué a su pieza, le había prendido la lámpara de su mesa de noche, y me había posado como cualquier psicópata a un lado de su cama.

tragué saliva, sintiendo todo mi cuerpo sudar. -yo venía a ver si estabas durmiendo bien.

—estaba durmiendo bien, sí —se acomodó en la cama para que pudiese verme mientras se refregaba los ojos. —¿tienes miedo?

me puse una mano en el pecho, ofendido. —¿yo?, para nada —mostró aquella sonrisa ladina que me volvía loco, y me puse más nervioso todavía. —s- sólo no quiero hacer mi cama, y como la tuya ya está abierta, pensé que podrías... —me rasqué mi nuca mientras esperaba que entendiese mi oración, pues me daba cierta vergüenza terminarla.

luego de bostezar y tapar su boca para que no se viese, se hizo a un lado y palmeó el lugar en donde anteriormente estaba durmiendo de lo más bien, yo puse la almohada allí y me metí de lleno a la cama, sintiendo como el calor de las sábanas de envolvían.

—buenas noches, auron.

besó mi frente y permaneció con los labios pegados en ese lugar, pensé que me estaba molestando, pero fue por el nulo aguante que le tenía al suelo. se había quedado dormido casi a los segundos.

sonreí, primera vez que dormía con rubius.

juntos.

—buenas noches, mi niño.

—buenas noches, mi niño

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quarantine ; rubiusplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora