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—llevas diez minutos escondido, no me gusta este juego..
aguanté una risa al escucharlo quejarse en la cocina, no podía creer lo inmaduro que era jugando a este tonto juego de niños, a él le encantaba esconderse, incluso era bastante bueno en ello, pero a la hora de buscar, se quejaba cada treinta segundos.
los pasos de sus zapatos cada vez se hacían más fuertes, lo que me hizo suponer que se estaba acercando a mi escondite, por lo que llevé una mano a mi boca y aguanté la respiración, algo tonto, pero me tomaba en serio este juego.
después de todo, lo entretenido de esto es que estábamos apostando dinero.
sentí los maullidos de su gato en dirección a la única puerta en la que podría ver mi cuerpo, hice un pequeño sonido para que se fuera de aquí, sentí un poco de molestia, wilson era igual de sapo que su dueño. —aparta, coño —susurré enojado al ver que no me hacía caso.
—gracias mi niño por salvarme de pagar doscientos pavos —dijo feliz mientras abría la puerta del pequeño armario que tenía en su habitación, y cuando conectamos miradas, lo único que se me ocurrió fue sonreírle. —eres chiquito.
cerré los ojos y giré mi rostro hacia otro lado, indignado. —si tu gato no hubiese aparecido, me habría ganado el dinero.
se agachó para que pudiese verme más de cerca, pero aún no iba a ceder ante sus encantos, todavía podía aguantar unos segundos. —auron, si quieres te devuelvo el dinero.
alcé una de mis cejas, ahora mirándolo con un gran interés. —vale, acepto —dije sin pensarlo.
—pero.. —ya estamos, sabía que iba a querer algo. —cada besito por un euro.
doscientos besos, cada vez que le pinte la gana.
bueno, no me quejo. —acepto.
esbozó una sonrisa para luego abrazar mi cuerpo, tenía pensado levantarme con sus delgados brazos y hacer que mi cuerpo se envolviera en él, pero para qué mentirnos, no lo iba a lograr ni aunque ocupe toda su fuerza, así que puse de mi parte, estirando mis piernas para quedar completamente de pie.
—prepárate, guapo.
suspiré sonriente, imaginándome las tontas escenas en las que probablemente llegue a robarme un beso.
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