Capítulo 2

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Una semana después

Mientras todos estaban hablando de sus expectativas sobre la coronación Kieran estaba con las narices metidas en su libro electrónico. Darcy acababa de declararle sus sentimientos a Elizabeth.

- Kieran, ¡Por Dios! quieres dejar de jugar con esa maquinita y hablar con nosotros. - dijo Kalías.

- En primer lugar, no estoy jugando, estoy leyendo- puntualizó Kieran- deberías probarlo alguna vez Kalías.

- Me parece impresionante que prefieras leer a hablar con tu familia- dijo su padre- además leer es de maricones.

Kalías y su padre se empezaron a reír, mientras que Kieran y Luana permanecieron en silencio y un poco molestos. Luana era la única que sabía sus sentimientos, ya que era la única en todo el mundo en la que podía confiar.

- Queréis dejarlo en paz, solo está leyendo. - dijo Luana.

- Hija tienes que entender que como siga así no va a tener nunca novia.

- Bueno padre, he de decirte que alguna nos resulta tremendamente sexy que un chico lea- replico Luana.

- Será a chicas tan raras como tú, que no son capaces de conseguir un novio decente. - dijo Kalías.

- Kalías quieres callarte ya- dijo Kieran que ya se estaba empezando a cabrear. Normalmente las bromas sobre "maricones" no solían molestarle tanto como para enfadarse, ya que por lo general no iban dedicadas a nadie en general o si iban destinadas a él ya estaba acostumbrado, pero no podía soportar que se metieran con Luana, ella era las persona a la que más quería en el mundo.

- Kalías, tu hermano tiene razón, deberías dejar de meterte con tu hermana. - continuó el rey- Pero también debo decir que Kalías tiene razón en cuanto a tener novia. Mira al príncipe Alexander lleva tres años juntos y no dudo en que pronto le pida matrimonio. Además, entrena todos los días y no como tú que lo hacer dos veces a la semana.

Kieran le daba igual que su padre le comparara de ese modo con el príncipe Alexander, porque cada vez que lo decía él no paraba de imaginarse "su torso, que debería estar realmente tonificado y duro...". Pero cuando le recordaban a su novia una onda de celos le invadía de la cabeza a los pies. Intento a hacer caso omiso a los comentarios que sucedieron y continuar con su lectura, pero cuando lo intento Kalías se levantó y le quitó el libro.

- Kalías ¡Devuélvemelo! - dijo Kieran enfadado.

- Siempre he tenido curiosidad de saber que lees. -replicó Kalías.

- ¡Quieres devolverle el libro! - dijo Luana mientras intentaba quitarle el libro electrónico a Kalías. - No creo que seas capaz de leerlo ni, aunque quisieras...

- Perspicaz hermana, pero no pienso devolver el libro hasta que sepa que tipo lectura es- respondió Kalías- He luchado - continuó Kalías leyendo- "He luchado en vano. No puede ser. Mis sentimientos no se dejan reprimir. Debe permitirme usted que él diga con cuánto ardor la admiro y la amo. El asombro de Elizabeth fue indescriptible..." - Kalías paró de leer y miró a Kieran- que mierda es esta. Me parece impresionante que te guste esto.

- Pues a mí me parece impresionante que sepas leer- dijo Luana intentando defender a Kieran.

- Muy graciosa...- comenzó a decir Kalías.

- Chicos parad ya y vamos a tener lo que queda del vuelo en paz- los cortó su padre.

En un descuido Kieran le cogió el libro a Kalías y se puso a leer.

Ya iba por la mitad del libro cuando su padre habló:

- Kieran

- ¿Sí, padre? - respondió Kieran

- He estado escuchando vuestra conversación de antes -dijo el rey- y me he acordado de una charla que tuve con tu hermano Kalías. Como bien sabrás, la novia de tu hermano, Eleanor, fue elegida mediante la Candidatura. Sé que aun eres muy joven, pero hemos pensado que en cuanto volvamos a Kartos comenzaremos la Candidatura para elegirte a ti una.

Necesitó un momento para asimilar la noticia. Fue como si le echaran de repente un jarrón de agua fría. Se le fue el color de la cara. Esperaba que algún día tuviera que pasar por la Candidatura, pero normal mete la edad de la Candidatura era a los 20 años. ¡Él solo tenía 17! A lo mejor habían descubierto que le gustaban los chicos.

Compartió una mirada de angustia con su hermana.

- Cuando lleguemos a casa lo hablamos con más calma - continuo- No acepto una réplica.

Dicho eso Kieran se puso en pie y se fue al baño a vomitar. No había manera de empeorar ese viaje...

··········

Alexander estaba llegando al Palacio de Charlottenburg donde se iban a alojar hasta que se celebrara la coronación en el Palacio de Bellevue en Berlín.

Lo primero que vio al entrar al palacio fueron unos jardines verdes enormes con una larga pasarela hasta las gigantes puertas de metal. La fachada era blanca con una torre en medio, estaba llena de florituras, columnas y muchísimas ventanas. el techo de la torre central era azul y los demás rojos.

Cuando entro se encontró un enorme recibidor que daba a tres pasillos. Los pasillos laterales que llegaban hasta el final y el pasillo central era más corto y daba a unas escaleras blancas que se bifurcaban hacia arriba. Las paredes estaban, como en todos los palacios, llenas de tapices, cuadros y jarrones de épocas pasadas. Eso sí, siempre lleno de excesiva decoración que hacía que te dolieran los ojos, pensó Alexander. Un mayordomo les guió hacia el ala este ya que en el ala oeste se alojaba la familia real.

Él y su madre subieron las escaleras y giraros hacia la derecha que daba a un pasillo con un millón de puertas y si, más decoración excesiva.

Cada uno se fue a su habitación que estaba una enfrente de la otra. En su habitación le esperaba su equipaje encima de su cama. La habitación era grande, pero no más que la que tenía en casa, se dijo. Había una puerta que dirigía al baño, otra al vestidor y una última que no sabía a donde iba. Decidió entran en la última puerta. Se encontró una habitación igual que la suya, pero con un Kieran encima de la cama en vez de equipaje.

- ¿Qué haces tú aquí? -preguntó Alexander

- ¿Alguna vez te han dicho que no puedes entrar en habitaciones de príncipes de países fronterizos? Es una falta de respeto por tú parte, Alex -dijo Kieran con cansancio mientras leía sin apartar la mirada de libro. Nadie, absolutamente nadie le llamaba así.

- No me llames así. -dijo el príncipe de Narslow enfadado- Mi nombre es Alexander y te agradecería que me llamases así.

-Mmmm... -fingió una mirada pensativa- creo que no. Me gusta más Alex. Alexander es...Demasiado de la realeza para ti.

- No me puedo creer que te tenga en la habitación de al lado- dijo Alexander mientras cerraba la puerta

-Espera -pidió Kieran- Cierra con pestillo por favor.

Dicho esto, cerró la puerta de golpe. Se sentó en la cama a pensar.

<Tenía a Kieran al otro lado de la habitación> pensó <No podía haberle tocado a Luana al lado que por lo menos le caía bien, no. Tenía que estar con su "versión de Kartos" (como muchos habitantes de ambos países los comparaban) al otro lado de la habitación.>

Sí por lo menos se llevasen bien... Pero cada vez que se veían él y su hermano se estaban metiendo con Alexander todo el tiempo.

Aunque últimamente Kieran le estaba dejando en paz. Eso hacía las cosas más fáciles. A lo mejor si intentaran entablar una conversación en condiciones estas "vacaciones" se harían más amenas para los dos.

Que él supiera, a ambos le gustaba leer. Se preguntó qué tipo de lectura le gustaba a Kieran.

Se preguntó que hacía Kieran cuando no estaba leyendo, se preguntó si le gustaba el deporte, que tal era la relación con su familia... Muchas preguntas rondaron su cabeza hasta que se quedó dormido pensando en él.

Royal StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora