Los licántropos siempre entran a matar.

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4º Los licántropos siempre entran a matar

Si alguna vez tienes la mala suerte de encontrarte con un licántropo, más vale que vayas armado, pues estos seres siempre atacan y es a muerte, no va a darte un zarpazo y desaparecer, te devorará vivo. Se aconseja una pistola, a ser posible con balas de plata, pero como es difícil de obtener, el mayor calibre que se pueda está bien, no le matará pero le herirá lo suficiente como para darle tiempo a huir. Apunte entre sus ojos, el método más efectivo es perforar su cerebro, pues su corazón es difícil de alcanzar.

*

Había vuelto a dormir en la habitación del pánico, no quería arriesgarse a que el licántropo volviera en la noche, pero en cuanto salió la luz del sol, salió de ésta y fue a su dormitorio para inspeccionar correctamente el cuarto. Todo estaba revuelto, exactamente igual que lo dejan los perros cuando rebuscan algo, aunque sin arañazos ni destrozos, casi era... como si hubiera tenido cuidado con lo que hacía. En principio no parecía faltar nada, a excepción de la camiseta que Steve le había visto robar, ¿por qué lo habría hecho? Era obvio que el licántropo sabía dónde vivía y cómo encontrar la casa, también era obvio que sabía entrar en ellas sin causar destrozo, aunque una puerta semi abierta ayuda, claro; pero el caso es, que el lobo podría encontrarle en cualquier momento, no necesitaba un rastro, no necesitaba su olor, ¿para qué quería su camiseta sucia?

Steve dejó sus pensamientos a un lado y se puso a ordenar el dormitorio, no solo eso, lo limpió bien a fondo, con lejía por todas partes, hasta en las sábanas, no quería que el olor de aquel ser quedara en ningún lado, por si acaso atraía a otros. Aquello le llevó toda la mañana, y cuando llegó la hora de comer estaba demasiado cansado para cocinar, así que tomó las llaves del coche y fue a un comedor de comida rápida, no es que fuera muy sano pero a la mierda. Aparcó justo a la vuelta de la esquina y bajó sin prestar mucha atención, su puerta daba al acerado, y cuando la abrió...

-¡Ouch! -se escuchó el quejido

Steve alzó la vista para ver a Billy Hargrove sosteniendo su estómago y su paquete a la vez, genial, acababa de lesionar al chico cool y guapo que creía que merecía la pena, para alguien que le presta atención...

-¡Billy! ¡Lo siento! -bajó en seguida -¿Estás bien?

-Eso creo... ugh... sabes, el hecho de que no quiera tener hijos no significa que no me guste usar mi polla, princesa

-Lo siento muchísimo, Billy -dijo apresurado mientras extendía su mano, porque obvio el primer reflejo es tocar a la persona en el lugar donde le has hecho daño -Oh... perdón, perdón

Billy rio dulce.

-Tranquilo, no es que ahora mismo pueda sentir gran cosa

-Deja que te compre algo frío, en serio

-Bueno, ya que eres rico

Entraron al comedor, la intención de Steve era pillar la comida e irse, por eso estaba mal aparcado, pero tal vez sería descortés...

-No pienses tanto, chico lindo, te saldrá humo por las orejas

-Es que... he aparcado en amarrillo y...

-¿Me estás invitando a comer en tu casa? -sonrió el rubio encantador

No era precisamente la idea que tenía en mente, pero no sonaba un mal plan, no es que le apeteciera estar solo en casa.

-Justo eso

-Trato hecho

Steve compró un montón de comida, desde espaguetis con albóndigas, a fingers de queso, tiras de pollo rebozadas, cebolla crujiente, patatas asadas con bacon y un refresco cola ultra granizado que Billy colocó en su entrepierna a pesar de la cara que le puso la dependienta. Volvieron entonces al coche, el rubio no decía nada, estaba concentrado en escoger la emisora porque "toda la música de moda es una mierda" y en mantener sus huevos fríos. Finalmente llegaron a la casa y Billy tomó las bolsas para que Steve pudiera abrir la puerta.

Moon's ChildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora